Argentina – Río Colorado se suma a la producción de cerdos

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escrito por Germán Piquer

Los límites para la producción de carne de cerdo se amplían día a día. En el Alto Valle hay varios emprendimientos en marcha, algunos de los cuales son de gran envergadura. Pero tanto en el Valle Medio como en Río Colorado y la Región Sur rionegrina, también hay establecimientos en marcha, a partir de los buenos rendimientos y el crecimiento del consumo.

En una chacra ubicada en Colonia Juliá y Echarren, en Río Colorado, desde hace cinco años el emprendimiento familiar Finca la Yoli comenzó con la producción inicial a nivel local, pero la genética que se trasladó inmediatamente a la calidad se fue conociendo en la región que comenzó a adquirir los productos.

Su propietario, Armando Querejeta, junto con el encargado Edgardo Gutiérrez, a diario recorre el emprendimiento que cuenta con el apoyo familiar, lo que resulta una fórmula exitosa y es modelo entre la producción de bajo sistema intensivo en su zona.

En la actualidad cuentan con 50 madres en pleno desarrollo, con cerca de medio millar de lechones que van cumpliendo el ciclo que demanda unos seis meses hasta que lleguen al momento justo para la faena, con un peso promedio de 100-120 kilos.

La genética de los animales es uno de los principales pilares que tiene la producción porcina junto con la salud de los animales, las adecuadas instalaciones con tecnologías de punta y un buen manejo en la nutrición, lo que expresa el sello propio de la finca.

La responsabilidad del control sanitario está a cargo del médico veterinario Javier Tondelli.

«Recorrimos miles de kilómetros para estudiar, buscar asesoramiento para poder adquirir reproductores de alto mérito genético y lograr las adecuadas recetas alimentarias que transformen carne de calidad, lo que buscamos en este proyecto», señaló Querejeta, que enumeró varios sinsabores y obstáculos que debieron sortear para lograr el producto de calidad.

Una de las principales dificultades es la faena de los animales, que deben hacer más de 700 kilómetros (ida y vuelta a J.J. Gómez) para la faena, lo que significa una suma de dinero que finalmente debe ser trasladada al precio de la carne.

El sistema del manejo de los cerdos es semiintensivo, lo que permite un mayor aprovechamiento de los recursos disponibles para obtener calidad, sanidad, reduciendo costos durante la producción.

La finca aprovecha hasta la boñiga de los animales que termina como abono orgánico dentro de la plantaciones de frutas y distintos cultivos que tienen las 13 hectáreas de la chacra.

La infraestructura bajo cubierta cuenta con modernos módulos de encierro, con un manejo que les brinda comodidades a las madres al momento de parir y hasta los 30 días de vida del lechón con los correspondientes cuidados sanitarios.

El negocio no es fácil, la brecha entre la carne vacuna y la de cerdo es grande, porque la población aún no se acostumbra al consumo masivo del cerdo.

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