IVA al 10,5%: consecuencias y soluciones

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escrito por Germán Piquer

Diálogo con el economista David Miazzo, jefe de FADA, sobre el IVA en el sector porcino, las demoras en su devolución, los perjuicios de ello y algunas salidas para reducir el impacto.

 

Todas estas carnes tienen un 10,5% de IVA, en lugar de un 21% que es el común de la norma, esta situación también se ve en la producción aviar y vacuna, y tiene como objetivo llegar al consumidor con un precio menor. Lo que se produce aquí es que el productor paga más IVA con sus insumos y costos del que recibe con sus ventas. Pero estos saldos técnicos a favor no deberían ser problema porque por ley la AFIP es quien debería devolverlos y en un plazo de no más de 45 para evitar generarle un perjuicio financiero a la empresa o sector.

 

Acá es donde se complica: “Pero en momento donde las cuentas públicas están complicadas, lo que empieza a hacer el Ministerio de economía es comenzar a demorar esas devoluciones automáticas y se dilatan hasta meses, con todo el perjuicio de la inflación y las devaluaciones que ocurren mientras tanto, ya que no se van actualizando con ningún índice indexatorio” relata Miazzo.

 

 

Hasta el momento, la principal estrategia que se ha utilizado para que esta situación sea lo menos perjudicial posible ha sido tratar de gastar menos para no tener saldos técnicos a favor, pero una consecuencia de ello es que por ejemplo hoy el productor porcino piense dos veces antes de invertir, porque toda esa inversión también lleva IVA al 21%. EN resumen, en ese intento de tratar de no acumular IVA se trata de gastar menos lo que impacta en las decisiones de inversión.

 

La salida que propone Miazzo son dos: por un lado cumplir con la propia reglamentación de la AFIP de devolverlo a los 45 días correspondientes. Una segunda medida puede ser armonizar las alicuotas, el economista lo explica con un ejemplo: “el servicio de faena, actualmente paga el 21%, entonces si el productor contrata el servicio de faena para después vender la carne también tiene que pagar el 21, entonces una medida es comenzar a armonizar esas cuestiones, la faena podría tener el 10,5% como la carne entonces se evita uno de esos desfasajes; lo mismo podría hacerse con los alimentos para los animales”.

 

Miazzo arriesga con una tercera salida, pero más difícil de ejecutar: “una especie de cuenta tributaria única donde todos los saldos positivos que se tienen ante la AFIP se puedan usar para pagar cualquier otro impuesto por ejemplo contribuciones patronales, ganancias”.

 

Haciendo números, y si uno considera el costo del cerdo, se habla de un sobrecosto de un 3 o 4% de acuerdo a como sea la actividad del productor porque puede consumir ese saldo técnico en otras actividades. Pero el principal perjuicio sigue siendo el desincentivo a la inversión. Según explica el economista, un productor a mayor escala seguramente tiene mayores herramientas impositivas para sortear esta situación que uno pequeño o mediano.

 

“Por ahora lo visualizo como una preocupación del productor, pero no como algo que esté en agenda de debate. Solucionar esto es un costo fiscal y no financiero para el Estado, implica que la AFIP no retenga ese saldo a favor, pero resolverlo implica que el resto de los sectores también reclamen y genere un problema de caja para el estado” finaliza Miazzo.

 

Redacción Infopork

 

 

 

 

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