Entrevista con Nicole Pisani, economista de Fundación Fada sobre la medida se suspensión de exportaciones de carne vacuna; además, diferencias entre producción porcina y bovina, perspectivas de precios y exportación.
La economista relata que la medida del cierre temporal de exportaciones no es la acertada, pensando en un mediano o largo plazo, para lograr una caída del precio constante. Si bien puede llegar a mostrarnos una reducción, pero a mediano plazo no mostrar los efectos esperados.
«En nuestro país tenemos un problema de inflación, primero habría que empezar a tratar el tema de la emisión monetaria que es es uno de los que la genera. En el caso de la carne vacuna tenemos una alta carga tributaria, alrededor del 20 – 25% del precio de góndola son impuestos. Ese podría ser un camino para modificar el precio final de la carne» argumenta.
Pisani describe la composición del precio final de la carne bovina: uno de los principales componentes son los impuestos (28%), un 30% la cría, otro 27% el feed lot, un 6% el frigorífico y un 9% la carnicería. «Uno vislumbra que la posibilidad de la reducción de impuestos tendría el mayor impacto. En los otros costos es más difícil ajustar mas que nada por la complejidad y el aumento inflacionario» agrega. Al considerar esta gran cantidad de componentes de los precios, es difícil aseverar que uno de estos actores funciona como «formador de precios», situación que Pisani hace extensiva a la carne porcina.
La economista de FADA aclara que no se espera un cierre de exportaciones en cuanto a porcinos y aviar porque la composición de estos complejos es muy distinta.
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