China, pandemia y después

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escrito por Germán Piquer

El evento pandemia causó a nivel mundial un cimbronazo que si bien no afecta a todas las latitudes por igual significó un barajar y dar de nuevo en muchos aspectos de la vida, y por supuesto del  trabajo. En eso todas las actividades económicas sufrieron cambios, en algunos casos positivos, abrieron nuevas oportunidades en el comercio internacional y en otros potenciaron esquemas de crisis que costará remediar.

 

Sin embargo, en estos dos años de dura realidad mundial en Argentina vivimos un hecho comunicacional que afectó a la porcicultura nacional y escapa a la lógica del “factor real” que significó la crisis desatada por el COVID. Se trata del posible acuerdo comercial con China, que traería a nuestro país inversiones destinadas a la producción de carne de cerdo.

 

Ríos de tinta y millones de posteos virtuales se ocuparon del tema, situando a esta actividad en agenda pública masiva, como pocas veces se ha logrado. Podríamos decir después de pasado un poco el tiempo que las masivas comunicaciones lograron instalar a la porcicultura como un problema ambiental para el país, inclusive un posible foco de catástrofe sanitaria.

 

Lejos de la verdad, esa idea se sustentó en los mensajes que lograron ocupar los espacios disponibles de comunicación, y digo lejos de la verdad porque la realidad muestra que no hay mega granjas instaladas, ni crisis sanitaria real proveniente de este posible acuerdo. El único evento sanitario que preocupa al país provino de una empresa de larga trayectoria instalada en nuestro país, hecho sobre el que ningún medio masivo llamó la atención.

 

En el debate no se logró mostrar que nuestro país goza de un status sanitario de excelencia, mejor al de los países más desarrollados del mundo, ni tampoco que Argentina sigue produciendo carne de cerdo de manera descentralizada, es decir aquí no hay mega granjas, se trata de pequeños y medianos productores, o de empresas grandes de no más de 7000 madres. No se logró demostrar lo que implican estas producciones para las economías regionales, ni como se cuida en estas explotaciones  el  medioambiente. La Producción Porcina comenzó a ser bandera de lo que está mal en materia ambiental, cuando quienes estamos en este sector sabemos que el ambiente en nuestro país se destruye en mayor medida por otras explotaciones, siendo la porcicultura casi insignificante en cuanto al volumen que ocupa.

 

En definitiva, la pandemia vino a poner la lupa sobre todo lo que estaba mal, y analizando el aspecto comunicacional del episodio antes mencionado, y en virtud de estar en este sector articulando comunicaciones, no nos fue ajeno notar que el fortalecimiento de una comunicación unificada y potente de parte de este sector productivo nacional podría ayudar a transmitir mensajes verdaderos de manera más efectiva.

 

Empieza un nuevo año y plantear desafíos es la clave, esperamos poder estar siempre para aportar a nuevos caminos, potencialidades y oportunidades.

 

Brindamos por esa posibilidad compartida, con todas las personas que con esfuerzo siguen ahí.

 

Carina Ambrogi, Directora de Infopork

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