Los exportadores de carne de cerdo de Brasil enfrentan un escenario desafiante ante las caídas de volúmenes enviados a su principal comprador, China, que recuperó la producción antes de lo esperado luego de que las granjas del país asiático fueran diezmadas por brotes de pestes porcina que duraron años.
China continuó como líder entre los compradores de carne de cerdo brasileña en marzo, pero adquirió un 41,8% menos que el volumen importado un año antes. El mercado chino fue destino de 34.100 toneladas, del total de 91.400 que exportó el país.
Las importaciones de carne de cerdo de China de todas las fuentes cayeron un 64% en los primeros tres meses de 2022, en comparación con el mismo período del año pasado, a 420.000 toneladas, según datos publicados por la Administración General de Aduanas del país, debido a un incremento de la producción local.
«China en algún momento volvería a la plena producción… El gobierno ha aportado subsidios y reanudaron la producción antes de lo que el mundo pensaba que sería», dijo a Reuters Ricardo Santin, presidente de la Asociación Brasileña de Proteína Animal (ABPA).
China produjo 15,61 millones de toneladas de carne de cerdo en los primeros tres meses de 2022, un 14% más que el año anterior, y la mayor producción trimestral de proteína del país en más de tres años, según datos del gobierno.
A pesar de la caída de las exportaciones a China en marzo, el presidente de ABPA -entidad que representa a empacadoras de carne como JBS y BRF- reconoce que «la peor parte del problema» ha quedado atrás.
Según él, los datos del primer trimestre también reflejan un mayor cierre de matrices en China, puesto que los productores tratan de minimizar los altos costos de alimentación, entre otros factores, lo que resultó en más carne en el mercado.
Paralelamente, los envíos de carne de cerdo desde Brasil alcanzaron las 237.500 toneladas en el primer trimestre de este año, un 6,3% menos que lo registrado en el mismo período de 2021, según la ABPA.
En el sector, las exportaciones son la vía para mejorar los márgenes comprimidos por los costos de producción, que se vieron aún más ajustados por la caída de la cosecha de granos de verano en Brasil y la guerra en Ucrania, factores que propiciaron el aumento de los precios del maíz y el harina de soja, utilizados en la alimentación animal.
Fuente: La Nación
