En esta nota analizamos los factores nacionales e internacionales que favorecieron las abultadas importaciones de carne de cerdo desde Brasil, quienes se benefician y quienes se perjudican, y que se espera para el corto plazo.
El Consultor Juan Luis Uccelli alertó sobre el volumen histórico que las importaciones de carne porcina tuvieron para la Argentina: en los primeros 5 meses del 2022 se registró el volumen de importaciones más alto de los últimos 20 años.
La cifra cobra relevancia en un debate nacional que trasciende a esta producción, y que después de la visibilización que adquirió el tema al ser abordado en un discurso por la vice presidenta de la Nación, encontró el lunes una primera medida económica de control. El Banco Central (BCRA) emitió un comunicado que anuncia la restricción al mercado cambiario para grandes empresas, y sube los límites para las importaciones de las pymes.
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Al ser consultado sobre el impacto de esta medida en las importaciones de carne de cerdo, Uccelli consideró: “Impacta parcialmente, las empresas que ingresan los volúmenes más importantes de cerdo como Quickfood o Frigorífico Rafaela son alcanzadas por la medida, pero estimo que no les significará un problema porque por ejemplo Quickfood es una subsidiaria de JBS de Brasil, entonces pueden hacer un dibujo para ingresarla”.
El negocio que genera el ingreso de carne de cerdo desde Brasil tiene claros ganadores y perdedores según analiza Uccelli: “Los importadores que pudieron adquirir carne porcina al dólar oficial, compraron el kilo de bondiola a $300, mientras que en el mercado nacional se vendía a $600. Pero comprar a la mitad de precio no significó que vendieran a la mitad de precio “Lo vendían a $560 el kilo, es decir $40 menos que la oferta nacional, ese pasamano implicaba $240 por cada kilo de bondiola, en 25 toneladas son $4000000 de ganancia por un contenedor, es una fortuna”.
El precio más bajo al que vendió su mercadería el país vecino, no implicó entonces un ahorro para los consumidores, sólo generó ganancias extraordinarias para las empresas importadoras, y una baja en el precio de compra para los productores nacionales, o incluso la imposibilidad de colocar la producción para aquellos que no está integrados a cadenas firmes de comercialización.
China estornuda, el mundo entero se resfría
Sobre los factores que llevaron a esta situación, Uccelli explicó que hay que remontarse al año pasado, cuando China complicó al mercado mundial de carne de cerdo por una liquidación de criaderos chiquitos y medianos que se fundieron y mandaron su producción a faena, y en segundo lugar a una Trader de capitales Brasileros y Chinos que volcó y dejó un tendal de proveedores a la deriva. “Esa mercadería que estaba en tránsito se intentó renegociarla con nuevos compradores, pero esos nuevos compradores de U$S 2500/2700 que estaban pagando terminaron pagando U$S 1000 la tonelada”, explicó Uccelli.
La situación bajó el precio internacional y el impacto se sintió en diferentes países como España, Dinamarca y Canadá. El país asiático bajó además el consumo de carne de cerdo, de 35 Kg hoy se consume un promedio de 27 kg, lo que multiplicado por la inmensa cantidad de habitantes del gigante implica una merma en el volumen de importación realmente relevante.
Entre los proveedores mundiales que tuvieron que buscar destino para su producción está Brasil, que había aumentado la producción pensando en atender ese segmento internacional. Ante la imposibilidad de colocar el producto en China, ofrecieron a precio de oferta la carne en la región.
El condimento local
Al coctel mundial se sumó según argumenta Uccelli, un factor local: el dólar atrasado. “Hoy en Argentina hay un dólar a $128 y otro a $230, ninguno de los dos es verdad”, consideró el consultor. Lo que sí es irrefutable es que la importación en blanco se ingresa con un dólar “subsidiado”, que permite la diferencia que señalamos al comienzo de la nota.
Cuando suceden este tipo de variaciones en los precios, “la venta en negro es grosera”, dijo Uccelli, eso puede ser la explicación de que la semana pasada haya bajado el precio en el mercado de la Bolsa de Comercio de Rosario, que se maneja con las operaciones oficiales. “Hay gente que empieza aumentar la sub-facturación, acá hay 30% de venta en negro”, sostuvo.
Así las cosas, al aumento de producción que viene sosteniendo la producción nacional desde hace años, se suman la caída total de las exportaciones, que el año pasado fue del orden del 5 al 6% de la producción nacional.
El coctel de factores que podrían haber sido fatales en otra época, hoy tienen el colchón que sostiene un precio de venta para la carne bovina alto, y entonces los consumidores siguen comprando carne porcina que, al momento, en general se puede colocar.
“Un dato importante es el aumento de peso de faena, que pasamos 113 kg a 119 kilos, subimos de una forma grosera en dos o tres meses y eso implicar retener los animales en la granja”. Con esta ecuación Uccelli remarcó que los que pierden son los pequeños y medianos que no logran acceder a los canales de venta tradicionales.
El corto plazo con esperanza
El gran acopio de carne a precio de oferta que hicieron algunos frigoríficos no complicaría el panorama en el segundo semestre según analizó Ucceli. “El futuro que veo es optimista, pero por razones ajenas a nosotros, creo que va haber una devaluación del 15 al 20% y eso va a desalentar la importación”.
Por otra parte, el aumento del precio del maíz y la soja que puede darse en los próximos meses en Argentina tiene retenciones por lo que es un beneficio para la producción.
“China tiene un costo de producción de U$S3 el kilo, nosotros tenemos un costo de producción de U$S1,20 ¿Cómo no vamos a ser competitivos?”, finalizó el entrevistado.
Carina Ambrogi – Redacción Infopork