Así lo denuncia la organización agraria UPA en Valencia, que además afirma que la cabaña ganadera de porcino en dicha comunidad se redujo de diciembre de 2006 a abril de 2007 en 20.000 cabezas. Un dato que podría ser mucho peor a finales de año.
La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos constata que la cabaña ganadera de porcino en la Comunidad Valenciana se ha reducido en 20.000 cabezas en tan sólo cuatro meses, motivado por la crisis de rentabilidad a la que está haciendo frente el sector en la última temporada, con altos costes de producción, principalmente subida en los precios de los cereales, y disminución del precio pagado a los profesionales.
En diciembre de 2006, concreta la UPA-PV, el porcino en esta comunidad representaba casi un 70 por ciento del total de la ganadería, contabilizando 1.223.248 cabezas.
Tan sólo cuatro meses más tarde, en abril del presente año, según los datos publicados por el Ministerio de Agricultura, la cabaña se había reducido a 1.203.888 cabezas, es decir, 19.360 animales menos, o lo que es lo mismo, la desaparición cada día de 158 cabezas de porcino en la Comunidad Valenciana.
La UPA-PV anuncia que estos indicadores dramáticos pueden ser aún peores para los intereses de los ganaderos valencianos cuando se conozcan los datos de número de animales y explotaciones ganaderas de finales de año, ya que desde abril hasta la actualidad se han recrudecido aún más las circunstancias de la ganadería. Se han incrementado más los precios de los piensos, han disminuido por tanto los ingresos de los profesionales y ha crecido el desánimo entre los ganaderos.
Por todo ello, en un momento tan delicado, con pérdidas anuales para el sector que superan los 60 millones de euros en la Comunidad Valenciana, la UPA-PV vuelve a instar a la consellería de Agricultura a aprobar un plan de emergencia ante la crisis ganadera que contemple ayudas directas a los ganaderos para que no desistan en el empeño de sacar a flote sus explotaciones y no abandonen la actividad y, sobre todo, medidas concretas para aquellos profesionales que han realizado obras de mejora en sus granjas y ante la crisis de rentabilidad son incapaces de hacer frente al crédito concedido
