Cuando termine el año, Mendoza habrá consumido -desde que empezó 2008- unos 170 millones de kilos de productos cárnicos, subproductos y derivados comestibles de origen animal, sin contar leche y huevos.
El dato es contundente y no menor, aún considerando el peso relativo del turismo, que seguramente ha sumado varios millones de kilos a la demanda propia de los residentes en la provincia.
Las cifras van cobrando forma a medida que se suman la faena local de bovinos, cerdos y pollos y los ingresos desde el resto del país de carnes vacuna, porcina, aviar, ovina y caprina y fiambres, además de conservas, pescados y mariscos, junto con otros productos de menor relevancia. Todo lo cual parece indicar que el consumo se encamina a marcar un nuevo récord.
En efecto, la tendencia ha seguido el mismo derrotero, al menos durante el último quinquenio y este año no será la excepción, según se desprende de los datos que dispone la Dirección de Ganadería más los que surgen de consultas a referentes locales y la información oficial de la Nación.
A pesar de todo
Ello, a pesar de la presencia de factores que pudieron haber puesto un freno a la demanda. Así, el paro del campo, que complicó por momentos -en los primeros meses de este año- la logística de distribución de buena parte de los productos alimenticios que circulan por el país, no repercutió en la medida que se suponía en el flujo de envíos de carnes y derivados hacia Mendoza.
Tampoco impactaron el aumento del costo de vida y el enfriamiento de la economía, en general.
El acotado impacto del paro agrario frente a la firmeza de la demanda había quedado reflejado ya en un primer balance al 30 de junio de este año, cuando aún resonaban los ecos del conflicto.
En efecto, en los primeros seis meses, los ingresos de carne vacuna a Mendoza acumulaban poco más de 23 millones de kilos, frente a los 24,4 millones del primer semestre de 2007 (apenas 5,7% menos en ese lapso). Y ni qué hablar de los pollos eviscerados que, con 15,5 millones de kilos en enero-junio 2008, superaban los registros de igual período del año previo (13,9 millones de kilos) en más del 12%.
De hecho, la proyección anual, en ese momento, permitía ubicar la cifra por encima de los 29,2 millones de kilos con que había cerrado el año pasado. Los datos sobre carnes porcinas y chacinados llegados desde otras provincias ya se diferenciaban positivamente también, en esa comparación interanual.
