La mala situación económica mundial se refleja en todas las áreas relacionadas. México, entre otras cosas, enfrenta una aguda escasez de carne de res, cerdo y pollo, al grado de que los empresarios del área han tenido que incrementar las importaciones a niveles históricos, ignorando el alza del dólar y alentando mayores aumentos de precios de esos productos.
Los precios al consumidor, y los que se pagan al productor pecuario, reflejan ya el faltante de carne producida en engordas y granjas mexicanas. En enero pasado, el precio del pollo entero y de pierna y muslo fue 29 por ciento mayor que el registrado en el mismo mes del 2008. Los porcicultores afirman que esto es así porque hay menos cerdos.
La Sagarpa admite que las alzas de esos precios son inusuales para un mes de enero, pero desconoce las causas.
“En enero tuvimos precios altos del pollo, res y cerdo, y eso es algo que no se había presentado en una cuesta de enero, de hecho (los precios) fueron más altos que los de diciembre, y es algo que todavía no sabemos por qué sucedió”, aseguró el director de Fomento Porcino-avícola de la Sagarpa.
Cifras del Departamento de Agricultura de Estados Unidos dan una idea de la magnitud del déficit de cárnicos en el mercado mexicano.
Sólo en diciembre de 2008, con el dólar 2.5 pesos más caro que en septiembre, México importó de Estados Unidos 128 por ciento más toneladas de pierna y muslo de pollo congeladas que un año antes.
Con este incremento, el volumen de importación llegó, sólo en diciembre, a 16 mil 249 toneladas, contra 7 mil 104 del mismo mes en 2007.
Los datos de USDA revelan que el nivel de importación de diciembre del 2008 es el más alto para ese mismo mes desde que existe un registro, en 1995. La carne de cerdo disparó su nivel de importación en 77 por ciento en diciembre, y la de res aumentó 7.8 por ciento, respecto a la del último mes del 2007, según reportes de la Asociación de Exportadores de Carne de Estados Unidos.
Pero el costo por tonelada de carne de res en diciembre de 2008 fue 250 dólares superior al de un año atrás. A pesar de ese mayor costo, todo el volumen importado en el 2008 sumó 396 mil 065 toneladas, para llegar así al nivel más alto desde 1998.
“El abasto nacional de carne tiene problemas fuertes, y a pesar del dólar caro, la demanda se está abasteciendo con importaciones”, aseguró el presidente de la Organización Nacional de Porciculltura y Porcicultores.
Convendrá usted conmigo, lector, en que la nota anterior es más bien para especialistas en el mercado de alimentos, derivado carnes, lo que le quita toda importancia para la mayoría de los mexicanos que, como es sabido, comen carne sólo allá por Corpus y San Juan. Si la alimentación es un signo importante del nivel de vida de un grupo humano, hemos de convenir en que el de los mexicanos es demasiado bajo. La observación no compete a todos los mexicanos por igual. Uno es el consumo de carne que alcanzan los pobladores del norte del país (en los pueblos de la frontera de Coahuila, todas las tardes el pueblo entero huele a carne asada), pero en el centro y el sur de México, esa delicia casi es desconocida, aunque la suplen con platillos deliciosos y sofisticados.
