El permanente desarrollo del mercado de carne porcina en el país y el mundo, sumado a la búsqueda de productos magros en base a consumidores preocupado por la salud, fueron factores más que suficientes para llevar a las empresas locales especializadas en la producción de cerdos a investigar y desarrollar genética para llegar a los niveles de calidad de los países más desarrollados.
Brasil, Estados Unidos, Canadá, Francia y la Argentina hoy se encuentran casi en igualdad de condiciones en materia de producción porcina. Así quedó demostrado en un reciente seminario realizado en San Nicolás, Buenos Aires, organizado por Agroceres Pic, multinacional con base en el Reino Unido, que tiene núcleos productivos en Europa y América, donde marca tendencia.
En la región, el mayor desarrollo en materia genética se llevó adelante en la Argentina, desde donde se exporta al Uruguay, mientras que Brasil provee a nuestro país y al resto de América del Sur. De todos modos, su principal núcleo productivo se encuentra en Estados Unidos. Allí se hace el desarrollo genético, mientras que los centros de producción se encuentran en Francia, Canadá y Brasil.
Agroceres Pic sigue de cerca a la Argentina, ya que desde aquí se abastece a las cabañas locales y de Uruguay: Tenemos el mayor desarrollo, todos los productores de punta usan nuestra genética para el mejoramiento de las piaras, las granjas más grandes de la Argentina son clientes, explicó a Ámbito del Campo el gerente comercial de Agroceres, Juan Manuel Bautista. Así mejoró la genética nacional, porque el país estaba desfasado y gracias a este aporte, hoy se encuentra en el mismo nivel que Brasil, el principal competidor en el Mercosur en el rubro porcino y cuarto proveedor mundial.
Tenemos la misma calidad que Estados Unidos, Francia o Brasil, por lo que podemos competir en las mismas condiciones, asegura Bautista. Radicada en el país desde 1992, desde 2002 la empresa se consolidó como Agroceres Pic. En la actualidad mantiene entre el 65% y 67% del mercado tecnificado de la producción porcina a nivel país y más de un 40% en América del Sur.
Cambio tecnológico
Las viejas rencillas que desde siempre generó uno u otro tipo de raza quedaron superadas con el avance de la tecnología genética, porque en la actualidad se buscan los mejores individuos de cada raza para usarlos en el mejoramiento: Esto significa no trastrocar nada genéticamente, no alteramos nada, asegura Bautista, tras una de las charlas ofrecidas en el Seminario Agroceres, del que tomaron parte genetistas de Estados Unidos, Francia, Brasil y la Argentina.
No interesan las líneas raciales como tales, sino lo que transmite una determinada línea, por eso hay líneas maternas que van a transmitir determinadas características, o lo que pueden transmitir las líneas paternas para padrillos, y si bien tenemos líneas puras en los centros de mejoramiento en el mundo, a nosotros nos interesa determinar características productivas, rescatamos de cada línea el dato que nos interesa y la mezclamos con otra, explicó.
Uno de los méritos que exhibe con orgullo esta compañía de origen británico es que sus científicos descubrieron el genoma del cerdo y también aportaron sus técnicas para desarrollar las utilizadas en el descubrimiento del genoma humano.
Lo que nosotros sabemos es qué tipo de genética tiene cada cerdo y después resolvemos si la usufructuamos o no. Es así que podemos determinar aquellos genes negativos, como la presencia de la acidez de la carne, es decir, lo que no es bueno para la producción tratamos de no usarlo, de quitar esos padrillos del medio y sí usar las características como terneza o menor cantidad de contenido graso, color de la carne, retención de agua. Estos factores son muy importantes para la industria y el consumidor, agrega Bautista.
Con el mejoramiento genético se apunta a distintos aspectos.
En la parte reproductiva de las madres se busca optimizar la cantidad de lechones recién nacidos y su supervivencia; también obtener la producción de más leche o mayor peso al destete entre otros aspectos que hay en la línea materna. También se busca rusticidad y que produzca más kilos de carne.
En la Argentina se producen tres líneas de padrillos que apuntan a distintos mercados, porque en el país hay productores que venden capones más livianos, medianos o pesados, por eso esas líneas apuntan a atender determinadas necesidades.
Consumo y tendencia
En los últimos años creció la tendencia de los consumidores a buscar carnes más magras y entonces la compañía trajo al país una línea de híbridos que apuntaban a una menor cantidad de grasa y una mayor cantidad de carne.
La tendencia pidió en otro momento un mayor rendimiento de los animales, pero con un menor consumo de alimentos, y hoy en día hay planteles que producen mucha carne magra, alto peso a la faena y con costos más bajos en raciones.
En definitiva, lo que se busca es una mejor calidad de carne, menos costo y más sana. La carne de cerdo reúne esas condiciones, incluso, mejor que la del pollo.
Para lograr la excelencia de los individuos se trabaja con protocolos que se manejan a nivel mundial, todos los cerdos tienen el mismo nivel de selección y toda la información que se obtiene en las granjas es almacenada en una base mundial, que se llama Pick Trac, donde se guardan más de 150 mil datos por día de individuos que están en la Argentina, y se comparan con los que se producen en otros lados.
Esa información, llamada EBB, es una línea de mejoramiento para seleccionar las características de los animales que están dentro del núcleo genético esperado, y ese mismo semen se utiliza en criaderos comerciales. En el caso de los vacunos se denomina la progenie esperada (DEP'S).
A diferencia de los bovinos, esto permite medir al mismo tiempo lo que pasa en el núcleo genético y lo que ocurre en criaderos comerciales en condiciones ambientales diferentes.
En la actualidad la compañía tiene más de dos mil madres en producción con núcleos en Salta, Rafaela, San Juan, La Pampa, Carmen de Areco y Colón.
Eduardo Bustos
Ambito Financiero
