El mundo está cambiando su matriz energética. El petróleo se va transformando cada vez más en un bien escaso y muy caro. Su precio ha batido los records históricos y no hay quien pueda vaticinar su destino. EE.UU posee grandes reservas de carbón, pero el mundo presiona para que se termine con el uso de energías altamente contaminantes. Mientras tanto en un intento desesperado por estirar el periodo petrodependiente, nacen los biocombustibles y Argentina, por su capacidad de producción oleica, está llamada a escribir gran parte de esta historia. Para producir por ejemplo biodiesel inevitablemente generamos pellet de soja u otra oleaginosa. Pero que hacemos con la proteína?, Estamos acaso perdiendo el tren de la historia?.
Una planta de biodiesel de 550 Ton/día de grano de soja produce 145.000 Ton/año de pellet de soja y 36.000 Ton/año de biodiesel.
Si razonamos sobre este número, podemos afirmar que el producto fundamental en tamaño de una planta de biodiesel es el pellet de soja, pues supera en más de cinco veces a la producción del combustible.
Hasta podríamos decir que el biodiesel es un producto secundario respecto de la producción principal.
Tomando en cuenta que una planta de extracción de aceite por solvente puede obtener entre un 17 a 19 % de aceite sobre una tonelada de soja, la pregunta inevitable para quien sueña con su planta es que va a hacer con el pellet. Si va a convertir esa proteína en carne, huevo, leche, etc.
Pero observemos que pasa en el mundo con esta circunstancia.
Argentina produce 47 millones de Tn de soja por año y exporta 45 millones.
China produce 67 millones de Tn de soja por año y se consume todo. Y hasta es más compra 24 millones en productos y subproductos de la soja.
Estado Unidos produce 80 millones de Tn de soja por año y solo exporta 7 millones.
Brasil produce 60 millones de Tn de soja por año y solo exporta 10 millones.
El Dato más significativo es que desde 1996 al 2006 la Argentina ha contribuido con el 92 % del incremento del comercio mundial de aceite aumentando sus exportaciones en 3,21 millones de toneladas. Argentina es el líder del comercio mundial de aceite de sojas.
Vale decir que nuestro país está perdiendo la oportunidad de convertir el pellet o spellet de soja en carne, huevo, leche, queso y podríamos seguir.
El spellet posee un 42 % de proteína con lo que Brasil alimenta su amplísima cadena avícola y es líder mundial de producción aviar.
Estados Unidos destina el pellet – spellet a la producción porcina y es líder mundial de producción de cerdos que se comercializa, trozado, cortado, entero y de cualquier manera.
China autoconsume casi todo lo que produce y Argentina vende su grano o vende su aceite y la proteína también perdiendo en este comercio la verdadera cadena de valor que se inicia con el spellet o pellet y que podría perfectamente destinar a la producción de carne vacuna, hoy con un plantel totalmente deprimido, entre otras cosas por que la soja le robó el espacio a las vacas.
Un verdadero concepto estratégico de los biocombustibles pasa por aprovechar la proteína del circuito e incorporarla a la cadena de valor integrando a la planta de elaboración de biocombustibles, la planta procesadora de alimento balanceado y a su vez, integrarla a la cría intensiva de pollos, cerdos, vacas, etc.
El concepto de crecimiento de economías regionales parte de este criterio.
El aprovechamiento de la proteína inyectada a la cadena alimentaria es exponencial y de una influencia enorme en derivados, empresas satélites, transportes, mano de obra, instalaciones, procesados, frigoríficos, puertos, etc.
Ese dilema de comida o biocombustibles queda zanjado con estos comentarios pues la situación no es: “Combustibles o alimentos sino combustibles y alimentos”.
Dr. Aldo Luis Regali –
Presidente del Comité de Leyes
De la Cámara Argentina de Energías Renovables
