Los menores precios internos para los granos permitirán al Gobierno recortar la incidencia económica de los subsidios.
Con la intención de detener el proceso de "sojización", según las propias palabras del ministro Lousteau, el Gobierno confía en que el nuevo esquema tributario estimulará la generación de valor agregado en cadenas como la producción de leche y de carne.
"Es una cuestión estratégica para un país que, más allá de retenciones, se genere riqueza y mano de obra. Tal vez, si no hubieran estado las retenciones que permitieron separar los precios internacionales de los granos de los internos, hoy tendríamos dificultades con la producción de carne y de leche. Creo que generar una diversidad está bien", aseguró Juan Uccelli, presidente de la Asociación Argentina de Productores Porcinos.
Si la estrategia es darle valor agregado a las commodities, los productores porcinos saben cómo hacerlo. Hasta el año pasado venían acumulando una tasa de crecimiento del 20 por ciento. En marzo y abril del año pasado, la actividad tuvo un freno. "El alza en los precios de los granos sacó a muchos pequeños productores, lo que derivó en un sistema de compensaciones para la producción", indicó Uccelli. Los efectos de la caída transitoria de los primeros meses del año se reflejaron en los indicadores finales de 2007. El sector creció menos de 10 por ciento.
Impacto. La posibilidad de conseguir materia prima más barata para la alimentación de los planteles de engorde no va a cambiar los números del sector, admitió Uccelli. No obstante, aseguró que un menor precio en los granos le puede aportar aire a las compensaciones que el Gobierno le paga a los productores de carne (cerdo, aves y bovinos).
"Al sector porcino le dieron 50 millones y gastamos 30 millones que redundaron en más instalaciones y madres", explicó el directivo, quien estima que este año la producción de cerdos crecerá con una base del 20 por ciento.
A través de una negociación con el Gobierno, la cadena porcina aspira a actualizar el valor de la media res al gancho, acordado hace dos años. "El convenio fue prorrogado en abril del año pasado y ahora estamos analizando su actualización", explicó Uccelli.
La intención del sector es que el valor de la carne mayorista de cerdo –fijado en cuatro pesos el kilo (más IVA)– se reajuste a partir de la inflación acumulada en los últimos 24 meses.
Carne vacuna. Dentro de las ventajas que el Gobierno se esfuerza por otorgarle a su medida se encuentra el estímulo a la producción de carne vacuna. El ministro Lousteau aseguró que el esquema fomentará la producción de carne, a partir de que los ganaderos tendrán granos más baratos para los alimentos.
"No creo que sea la solución sacarle incentivos a una actividad, como es la producción de granos, para estimular a otras", aseguró Alberto Costamagna, productor agrícola y ganadero del norte de Córdoba.
También en su doble rol de ganadero y agricultor, Walter Orodá descree que el aumento en las retenciones a la soja estimule la producción de carnes. "Para que se produzca eso el Gobierno debería haber eliminado la retención en el maíz y no bajarla, en forma irrisoria, un punto porcentual", se quejó el productor de San José de la Dormida.
En los últimos cinco meses, y de acuerdo con la información generada por el Inta Marcos Juárez, las actividades ganaderas bovinas mostraron una leve tendencia de mejora económica. La invernada con suplementación estratégica mostró en febrero un margen bruto de 1.017,68 pesos por hectárea, 21,6 por ciento por encima de los números de octubre.
"Es importante remarcar que el aumento en el principal componente del costo, que es la compra de terneros, fue menor al aumento del precio del novillo. Por ello el resultado económico muestra una variación positiva, aunque no es competitiva con los resultados logrados en agricultura", advirtió Carlos Ghida Daza, del área de Economía del Inta Marcos Juárez, para quien las cotizaciones desfavorables que tiene el ternero muestra la situación negativa de precios relativos que afronta la ganadería.
