Cada vez hay menos criaderos particulares y el único frigorífico autorizado en Punta Arenas desestimó continuar con ese rubro. – Salud recalca llamado a consumir carne que se comercializa en locales establecidos.
Décadas atrás no era extraño encontrarse con vecinos que mantenían criaderos de cerdos en los patios de sus casas.
Ellos engordaban a los animales para después carnearlos y aprovechar su carne para el consumo particular y también para la venta.
Esta práctica ha ido desapareciendo y la crianza de cerdos prácticamente se ha relegado al sector de las parcelas cercanas a la ciudad.
Diego Bustamante es uno de los escasos productores que van quedando en el rubro. A pesar de que muchos se declaran consumidores de la carne porcina, el hombre de campo dice que la demanda es escasa.
Opina que el negocio está decaído y que cada vez resulta más difícil financiar el alimento para los animales y obtener buenos precios de venta.
Para evitar complicaciones con las autoridades sanitarias, Bustamante se dedica a la cría de cerdos pero los vende en pie cuando alcanzan un peso adecuado.
“Hasta ahora esto da para vivir, pero está complicado. El alimento, el afrecho, está muy caro y hay que esperar 4 ó 5 meses para engordar a un chanchito y sacarle 30 mil pesos. La gente no paga más que eso. Y aquí hay que alimentarlos, porque los chanchos son igual que los cristianos porque todos los días hay que darles comida”, señala.
Según los comerciantes del rubro carnicero, la mayoría de la carne de cerdo que se vende en la zona proviene del resto del país. Esto queda demostrado en los escasos faenamientos que se realizaban en el frigorífico Magallanes, el único que contaba con las autorizaciones correspondientes para manipular ese tipo de carne en Punta Arenas.
NI UN ANIMAL POR DIA
El año pasado el faenamiento de cerdos en el frigorífico Magallanes no superó los 300 animales.
Mariano Kusanovic, gerente de la empresa, dice que en la práctica no se alcanzó a faenar un animal por día. El negocio no resultaba rentable considerando la escasa demanda y las altas exigencias impuestas para realizar este tipo de procedimientos.
En el fondo, explica, la planta cuenta con la autorización para faenar porcinos pero opta por dedicarse a los rubros ovino y bovino porque son más rentables.
Ante este panorama la capital regional se quedó sin un lugar habilitado para la manipulación de la carne porcina. Otras tres plantas faenadoras sí realizan esas funciones: dos en Puerto Natales y una en Cerro Sombrero.
José Leal, jefe del área de protección pecuaria del Servicio Agrícola y Ganadero (Sag), explica que la mayoría de la carne proviene de la zona central del país. No se desconoce que hay tenencia de cerdos de carácter familiar, pero lo importante es que cuenten con los permisos correspondientes.
Advierte que el Sag no puede incentivar a las plantas faenadoras a que tengan una u otra línea de procesamiento, ya que se trata de una decisión de cada uno.
