BRASIL. Defendió la producción de etanol.

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escrito por Redacción Infopork

El gobierno de Brasil sostuvo ayer que la producción de biocombustibles a partir de caña de azúcar y oleaginosas no es una amenaza para la seguridad alimentaria ni para la selva amazónica.
 
“El etanol no compite con la producción de alimentos”, aseguró ayer la jefa de la Casa Civil (ministra coordinadora), Dilma Rouseff, al inaugurar la Conferencia Internacional sobre Biocombustibles que se realiza en San Pablo y organiza el gobierno brasileño.
  
Pero al mismo tiempo en otro sector de San Pablo movimientos sociales reunidos en torno a la Pastoral de la Tierra, de la Iglesia Católica brasileña, denunciaron la concentración de la propiedad de la tierra en torno del negocio de la plantación de caña de azúcar para fabricar combustibles.
  
“La producción de caña para biocombustible es una de las actividades que generan mayor explotación”, aseguraba hace pocos días  Gerardo Iglesias, secretario regional en Latinoamérica de la Unión Internacional de los Trabajadores de la Alimentación (Uita).
  
“Venimos de Colombia donde las condiciones de trabajo de los cañeros son propias del siglo XVI”, graficó el gremialista hace menos de dos semanas en un encuentro internacional donde Uatre fue el anfitrión. Junto a él el secretario general de los trabajadores rurales argentinos, Gerónimo Venegas, asentía.
  
Si bien la situación de Colombia no se compara con la de Brasil, la de este último país también es muy dura para los trabajadores. Allí las jornadas de trabajo son de sol a sol por jornales ínfimos que obligan a los cañeros a recolectar hasta 4 toneladas diarias de caña para alimentar a sus familias.
  
“Lo lamentable es que se promueve la actividad como una de las más pujantes, cuando en realidad no existe ningún tipo de gestión social y las condiciones de trabajo son lamentables”, explicaba Nesa Barbosa Lima dirigente gremial de los trabajadores cañeros  hace pocas semanas cuando estuvo de paso por la Argentina para homenajear al titular de Uatre.
  
Pero Rousseff no se refirió a la explotación de los trabajadores sino a los argumentos ambientalistas contra la producción de biocombustibles. La candidata del presidente Luiz Lula da Silva para sucederlo en las presidenciales de 2010, aseguró que una de las intenciones de la conferencia es derribar “el mito” de que la fabricación de etanol con caña de azúcar afectará la selva amazónica.
  
“Quisieron introducir el mito de que en Brasil los cañaverales invadieron la Amazonia. Hay argumentos del tipo geográfico para desmentir esto. La selva amazónica está a 2.000 kilómetros de los cañaverales”, dijo la ministra.
  
Brasil es el principal exportador mundial de etanol fabricado a base de caña de azúcar y el segundo productor del alcohol combustible detrás de Estados Unidos, que lo fabrica a partir del maíz. Mientras tanto en la Argentina recién se formalizó la reglamentación de la ley para bioetanol la semana pasada en un acto que encabezó la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner.
  
Acompañada por los gobernadores de Chaco, Formosa, Tucumán y Jujuy y por el vicegobernador de Salta, la jefa de gobierno encabezó el anunció para la firma de las resoluciones que reglamentan las leyes 26.093 (biocombustibles) y la 26.334 (bioetanol).
  
En Argentina se prevé que la región NOA podría fabricar dentro de unos dos años cerca de 300 millones de litros de bioetanol de los cuales Tucumán aportaría unos 190 millones a partir de la elaboración de combustible con caña.
  
En Brasil la conferencia se extenderá hasta el viernes con representantes de unos cuarenta países y de expertos de organizaciones en el tema de los biocombustibles, en la que hace varios meses había prometido su presencia el presidente de Estados Unidos, George W. Bush.
  
“El etanol es responsable por el 50% del combustible de Brasil, pero la siembra para su producción ocupa el 0,5% de las tierras”, dijo la potencial sucesora de Lula para contrarrestar las críticas sobre una posible amenaza a la seguridad alimentaria.
  
Sin embargo uno de los cuestionamientos más fuertes que hacen las organizaciones sociales, que dicen no estar representadas por el ruralismo brasileño en el Parlamento de ese país, es que para esa producción hay un costo social muy grande que pagan los trabajadores rurales.
  
Contra viento y marea el gobierno de Lula ha ratificado que Brasil espera aumentar en un 70% sus exportaciones de etanol hasta 2011. En tanto que la producción de caña y etanol conjugan intereses poderosos que avanzan sin atender el reclamo de los trabajadores: “Lula no mira para otro lado, pero es muy difícil gobernar con sectores tan fuertes”, lamentó Nesa da Silva.

 

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