Fuertes reclamos para que se instrumenten mecanismos que permitan exportar con agresividad y reglas de largo plazo que incentiven la inversión, ganen mercados y aumenten la producción avícola y bovina fueron proclamados durante el Congreso de Maizar.
La organización que preside Pablo Ogallar agrupa a toda la cadena de valor del maíz y sesiona hoy en esta capital con presencia de especialistas, empresarios y productores de todo el país.
Con la moderación de Alberto Morelli, vicepresidente de la Cámara de la Industria del Maíz, debatieron Carlos Sinesi, director ejecutivo del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA); Miguel Gorelik, director de Quickfood; Alfredo Paseyro, director comercial de SatusAger; y Pablo Pussetto, gerente comercial de Profertil.
Paseyro recordó que ‘La Argentina ocupa el sexto lugar a nivel mundial en la exportación de semillas (para siembra)‘, dijo Paseyro y destacó que la participación de semillas de maíz en 2008 significó el 50 por ciento de las exportaciones totales.
‘Es momento de que la Argentina pueda desarrollar su propio cluster de semillas, integrado por la industria semillera, los proveedores de insumos, las universidades y el sector público, todos trabajando en forma mancomunada‘, dijo.
Paseyro destacó que los pedidos del sector son un ‘nuevo marco legal, acorde a las nuevas tecnologías‘ ya que la Ley de Semillas es de 1973.
Pablo Pussetto destacó la importancia del maíz (alimento de cerdos, bovinos y aves, entre otros) en la economía argentina y dijo que la Argentina está lejos de ser autosuficiente en la producción de fertilizantes.
‘Hoy, los fertilizantes tuvieron una baja cercana al 60 por ciento, pero esta tendencia se tiene que revertir‘, señaló.
La Argentina ‘cuenta con un potencial enorme y cuando realizamos proyecciones, vemos que la Argentina puede producir 120 millones de toneladas de granos en 2015‘, afirmó.
‘Con un cambio en las reglas de juego, tenemos toda la posibilidad de retomar la senda del crecimiento, y estamos convenidos de que la fertilización es un motor clave para llevar a la Argentina a una mayor producción agrícola‘, dijo.
Gorelik mencionó el estancamiento del sector cárnico en las últimas cuatro décadas, la alta fragmentación y las dificultades históricas de articulación de la cadena, así como la inexistencia de políticas de Estado.
Además, mencionó que todavía existen en el mundo importantes mercados que se encuentran cerrados a los productos argentinos y la falta de avance en la firma de acuerdos comerciales.
‘Necesitamos agresividad diplomática y reglas de largo plazo que incentiven la inversión‘, dijo.
Sinesi remarcó el crecimiento del consumo de productos avícolas desde 2003, pero también destacó la necesidad de negociaciones internacionales que le permitan al país duplicar los destinos a los que se venden los productos avícolas.
‘Exportamos a 60 destinos, tenemos que aumentarlos al doble. Para esto, debemos articular decisiones políticas estratégicas en toda la cadena de valor y necesitamos salir a ganar mercados‘.
El representante del CEPA aclaró que Argentina quiere ‘ser el proveedor alternativo a Brasil en la avicultura‘.
También explicó que el consumo de pollo en la Argentina ronda los 33 kilos por habitante por año, algo similar a lo que sucede en el mercado internacional y vaticinó un crecimiento exponencial para 2017.
‘Tenemos que aprovechar la oportunidad, y generar un plan estratégico‘, añadió.
