Bajo peso del lechón al nacer, desuniformidad de la camada, aumento de la mortalidad neonatal, bajo peso al destete, pérdida de peso excesiva de la hembra lactante, aumento del intervalo de destete-cubrición, caída del desempeño reproductivo en los partos siguientes… ¡Quién nunca se haya enfrentado a estos desafíos, que tire la primera piedra!
La etapa de maternidad / lactancia es considerada la más compleja del sistema de producción de cerdos. Engloba dos categorías completamente diferentes en términos fisiológicos y metabólicos (hembras lactantes y lechones neonatos) y en los últimos años, viene siendo sumamente desafiada por el aumento del número de lechones por camada y por la limitación fisiológica de la hembra de cubrir las crecientes demandas de calostro y leche para los lechones.
En términos fisiológicos y nutricionales, el calostro es esencial para la supervivencia y desarrollo neonatal porque consiste en la principal fuente de energía, inmunidad pasiva (lgG y IgA), nutrientes, hormonas, factores de crecimiento y enzimas. El calostro es la secreción mamaria producida en las primeras 24 horas post parto, seguido de leche. El calostro posee mayores concentraciones de proteínas totales e inmunoglobulinas y menores concentraciones de lactosa y grasas comparado con la leche. (Farmer e Quesnel 2018)
Tabla 1: Composición del calostro y la leche en función del intervalo de tiempo relativo al parto (Farmer y Quesnel, 2018)
En virtud de la importancia del calostro en la respuesta inmune, en el proceso termo regulatorio y en el desarrollo neonatal, debe garantizarse un consumo mínimo de 250 a 300 gramos de calostro por lechón en las primeras 24 horas de vida, para garantizar la vitalidad y desempeño de los animales. Estudios evidenciaron una significativa reducción de la mortalidad neonatal y un aumento de peso al destete en lechones que consumieron mayor cantidad de calostro en las primeras 24 horas de vida. (Figura 1)
Figura 1. Efecto de la cantidad de calostro ingerida en las primeras 24 horas de vida en a) incidencia de mortalidad pre destete (Quesnel et.al.2012) y b) aumento de peso del lechón en las primeras 24 horas (Devillers et.al.2004)
Sin embargo, la intensa mejora genética para el aumento del número de lechones por camada da como resultado una consistente disminución de la ingesta de calostro y de leche por los lechones y por lo tanto una disminución del desempeño y un aumento de la mortalidad pre destete. Esto sucede porque la capacidad productiva de la hembra lactante no es proporcional al tamaño de la camada. Se ha reportado una reducción de 30 g en el consumo individual de calostro por cada lechón adicional en camadas numerosas (Devillers et.al.2007). También, cuanto mayor la camada, mayor la incidencia de disputas por las tetas, peleas por el establecimiento de jerarquías, falta de uniformidad de la camada e incidencia de lechones de bajo peso. Esos factores reducen la cantidad de kg. producidos/hembra/año y, por lo tanto, la productividad y las ganancias de la cadena productiva.
Ese cuadro puede ser agravado en condiciones de estrés y desafíos ambientales que afectan negativamente la ingestión de alimento por parte de la hembra lactante, tales como temperatura ambiente, desafíos sanitarios o prácticas nutricionales y de manejo incorrectas. En países de clima tropical, el estrés por calor es considerado el principal factor limitante de desempeño para hembras lactantes. Cuando son expuestas a temperaturas ambientales superiores a 18°C, las hembras reducen el consumo de alimento con el consiguiente aumento en la movilidad de reservas corporales, reducción de la producción de leche y fallas reproductivas subsecuentes. Por ejemplo, un aumento de la temperatura ambiente de 20° a 25°C está asociado a una reducción de 750 g/días en el consumo de ración por la hembra, 1135 g/día en la producción de leche y a una disminución de 400 g de peso vivo del lechón al momento del destete (Ribeiro et.al.2018).
Atenta a las necesidades del cliente y a la vanguardia de soluciones para un máximo desempeño productivo y económico, Delacom, socia de Cargill en aditivos para nutrición animal, desarrolló una tecnología para la mejora de la fisiología y el desempeño de las hembras lactantes y de su camada. Fresta F consiste en un blend de aditivos fitogénicos micro encapsulados que aumenta la digestibilidad de los nutrientes y el consumo alimentario de las hembras lactantes (Figura 2), el tenor graso, la lactosa y la inmunoglobulina del calostro (6 horas pos parto) y el desempeño de la camada. La suplementación de Fresta F también actúa en la reducción de la resistencia a la insulina y en la incidencia de la diabetes gestacional. Todos estos factores contribuyen a una mejora del desempeño productivo y reproductivo de la hembra que se traduce en mayores ganancias económicas y productivas para el porcicultor.
Figura 2. Efecto de la suplementación con Fresta F (400 ppm) durante la lactancia en el consumo alimentario de hembras en lactancia de acuerdo al orden del parto (Delacon).
Otra estrategia nutricional consiste en la suplementación de aminoácidos específicos que regulan las principales vías metabólicas para la mejora del desempeño, la salud, la lactancia y la reproducción de los animales. De forma consistente, la suplementación de triptófano durante el tercio final de la gestación y durante la lactancia ha contribuido al aumento del consumo de ración y producción de leche, a la disminución de la movilidad corporal y al aumento de peso de la camada (Miao et.al. 2019). El triptófano es un precursor de la serotonina, que es un neurotransmisor que actúa en el estímulo del apetito y el control de la respuesta al estrés (ansiedad, agresión, irritación, dolor). De esa manera su suplementación está directamente relacionada a la mejora del consumo alimentario y al desempeño durante la lactancia. La suplementación de arginina también se ha mostrado promisoria para la mejora de la vascularización de la glándula mamaria y producción de leche y el estímulo del desarrollo neonatal (Rodríguez et.al. 2021; Cui et.al. 2017).
Adicionalmente, en condiciones de disminución de consumo de ración en la lactancia, por ejemplo en situaciones de estrés por calor, una estrategia nutricional consiste en aumentar la concentración de los nutrientes de la ración suplementando con aceites y grasas que además de aumentar el valor energético de la dieta, contribuyen a la reducción de la producción de calor asociada a la alimentación (incremento calórico).También debe bregarse por la reducción del tenor de proteína bruta de las dietas y suplementar con aminoácidos libres basado en el concepto de proteína ideal. Estas estrategias contribuyen al aumento del consumo alimentario y la disminución de la pérdida de peso corporal de la hembra en lactancia y a la mejora del desempeño reproductivo en las etapas siguientes.
Finalmente, una premisa básica para el buen desempeño consiste en la formulación de dietas precisas de acuerdo con el estado fisiológico y las exigencias de mantenimiento y producción (calostro y leche) de la hembra lactante y de la camada. El escenario es desafiante, pero mucho más próspero cuando utilizamos el conocimiento y las tecnologías para la mejora de los índices productivos y económicos de cada sistema de producción.
Paulo Campos
Zootecnista recibido en la Universidad Federal de Vicosa (UFV). Master en Bioclimatología y Nutrición de Monogástricos (UFV), Doctor en Nutrición y Producción de Cerdos en Agrocampus Quest – INRA (Francia). Actuó como Profesor del Departamento de Zootecnia de la UFV en el área de Producción y Nutrición de Cerdos. Actualmente es Consultor de Nutrición de Cerdos de Cargill Animal Nutrition.