Médicos y nutricionistas desmitifican los riesgos de consumir por el virus AH1N1. La venta bajó en un 50% en los restaurantes.
El cerdo es blanco de controversia a escala mundial. Y no precisamente por el aporte calórico que tiene este alimento, sino porque algunos consumidores piensan que es el principal foco de contagio del virus H1N1. Todo a pesar de que en Ecuador no hay ninguna persona afectada.
Esperanza García repite un rumor que se pasa de vecino a vecino en la calle Tila María, en la entrada a Calderón. La ama de casa sostiene con seguridad que “no se puede comer carne de chancho, porque nos podemos contagiar de la gripe porcina”.
Martha Ocaña, otra moradora del sector, la interrumpe: “incluso no deberían tenerlos colgados en la calle, “nos contagia”. La ama de casa se refiere a los puestos de venta de fritada y carne de cerdo que hay en la Panamericana Norte hasta Calderón. El costo de los platos va desde USD 1 hasta 1,80 por la libra de carne.
Pero David Pontón, técnico de producción y productividad de bovinos de carne, aclara: “El virus no se contagia comiendo carne de cerdo”. La razón -dice el experto de la Subsecretaría de Fomento Agroproductivo del Ministerio de Agricultura y Ganadería- es porque “el virus no se contagia ya ni siquiera entre cerdos, porque ahora tiene una nueva variante de infección que se transmite entre humanos”.
Para él, incluso, si se contagiará, el virus muere cuando se cocina la carne a 70 grados. Coincide con la Asociación Iberoamericana de Porcicultores, que señala que existe total consenso en la comunidad científica mundial de que el consumo de cerdo y sus derivados no está relacionado con la transmisión del agente causal de la Influenza.
Pese a esta aseveración, las ventas en los sitios de expendio de carne de cerdo han bajado en un 50%. Esto, según Katty Landeta, vendedora de la fritadería Yolandita, en Calderón. Hasta hace una semana, ella recibía 100 personas a diario. El lunes solo tuvo 50 clientes. El caso es similar en el restaurante Los auténticos hornados, en Sangolquí. El administrador Marco
Placencia explica que las pérdidas se sintieron el fin de semana. “Los sábados y domingos atendemos hasta 300 clientes, este fin de semana tuvimos 100”.
La nutricionista Alejandra Campos sugiere a los comensales no preocuparse tanto en el contagio del virus, sino en los malestares cardiovasculares que trae el consumo en exceso.
Una porción tiene 375 calorías (ver cuadro). Si bien, la carne de cerdo -dice la experta – tiene proteínas, vitaminas y minerales, también tiene grasa saturada que influye en el aumento del colesterol.
Por ello, el médico general Aníbal Rodríguez no lo aconseja para personas que tienen elevados los triglicéridos, obesidad o sobrepeso y sufren de diabetes, problemas del corazón…
Pero el médico Patricio Ocaña afirma que esto se produce cuando la persona no come la pulpa, sino la grasa. Para la chef Silvia Yépez, el 70% de la grasa está sobre la piel y el consumidor puede eliminarla. La pulpa de la carne de cerdo tiene 280 calorías, 20 menos que la de res.
A Rodríguez le preocupa la cisticercosis, que se produce en el chancho por un parásito (tenia solitaria). Cuando un humano consume un alimento con ‘triquina’, el parásito puede alojarse en el cerebro. Antes de prepararlo aconseja que observe que la carne no tenga bombas de agua de color amarillento.
Sin embargo, para el veterinario Paúl Estupiñan, “el parásito muere cuando se cocina sobre los 100 grados”. Yépez tiene un secreto para cocinarlo. Para ella, el ajo es el condimento que da un mayor sabor al cerdo.