La sequía está afectando gran parte de la región pampeana, en una amplia franja que va desde General Pico hasta el sur de Santa Fe, pasando por Serrano, Rufino, Huinca Renancó y Laboulaye, entre otras localidades. Allí el panorama del maíz es el siguiente: se dejan para cosecha los cultivos que fueron beneficiados con 300-400 milímetros de lluvia desde la implantación en septiembre, mientras que los demás, que recibieron 200-250 y hoy llegan a la altura del hombro cuando se los recorre, se están picando para silo o directamente se pastorean.
El razonamiento detrás de esa decisión extrema es muy sencillo: el maíz que arrancó mal por las heladas y floreció sin agua suficiente, con raíces muy lejos de la napa, rendirá menos de 10 qq/ha. "Cuesta tomar la decisión de usar para forraje un cultivo que costó US$ 280 por hectárea para ser implantado, y que se cotiza a más de US$ 150 por tonelada, pero en muchos casos no hay otra alternativa", razonó un técnico de Laboulaye. Como consecuencia de esa situación, los contratistas de picado no dan abasto y otorgan turnos a los productores que solicitan sus servicios. No obstante, los cultivos que se dejan para cosecha de grano tampoco tienen el rinde asegurado. Pueden terminar con uso forrajero o llegar a 50 o 60 qq/ha si llueve en los próximos días y si las temperaturas no juegan en contra.
Las sojas de primera de esa zona están en estado R4-R5 volteando las chauchas sin cerrar el entresurco. Pueden llegar a 20 qq/ha si reciben alguna próxima precipitación. Otros cultivos más tardíos, resembrados tras las heladas de noviembre, que alcanzan los 20 cm de altura, se están volviendo a secar por el estrés climático. Su rinde final puede acercarse a cero de persistir la sequía o a valores normales si el tiempo cambia en los próximos días.
El girasol está terminando la floración con escaso porte, relativamente mejor que la soja y el maíz, pero con un potencial de rinde no superior a 20 qq/ha. Demostró su gran capacidad de adaptación a condiciones extremas, al superar la heladas de noviembre y desarrollar cuando la soja se muere.
La difícil situación de los cultivos no se soluciona con un chaparrón veraniego como el de los últimos días: "Con 40 milímetros sólo se puede tirar unos días más por la alta evapotranspiración; para que cambie el humor de los productores hacen falta por lo menos 80", apunta el técnico. Sucede que el recorte de rendimientos por motivos climáticos ocurre en un año en que los granos valen y el productor no puede aprovechar esos altos precios.
