La importación de carne de cerdo ha crecido en los últimos años en un promedio de 12.6 por ciento, como consecuencia del aumento en el consumo nacional y per cápita, y el estancamiento de la producción doméstica, señalaron los investigadores de la Facultad de Economía, Pablo Mejía Reyes, Miguel A. Díaz Carreño y Laura del Moral Barrera.
Al hablar de las importaciones totales y de carne de cerdo en México en el contexto del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) destacaron que el incremento de las importaciones muestra cómo un sólo producto puede contribuir a la generación de un déficit en el país.
De igual forma refleja también la oportunidad para la producción interna de carne de cerdo, debido al consumo sostenido nacional, ante una oferta interna declinante.
Los miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) explicaron que la importación de alimentos y de carne de cerdo crece sustancialmente, ya que entre 1995 y 1999 tuvo un valor de 29 mil 559 millones de dólares, cifra que llegó a los 49 mil 547 millones de dólares para el periodo 2000 a 2005. Mientras que el valor de las importaciones de carne de cerdo subió a una tasa media anual de 12.6 por ciento entre 1996 y 2005.
Estas elevadas tasas en las compras al exterior, se explican por el incremento sostenido del consumo nacional aparente de 3.1 por ciento y del consumo per cápita 1.7 por ciento de carne de cerdo durante el mismo lapso, en el marco de un incremento insuficiente de la producción doméstica 1.9 por ciento.
Destacaron que los resultados de su investigación, permiten inferir que en caso de que la producción interna no se reactive para convertirse en una fuente importante de oferta, el déficit en el comercio internacional de este producto subirá sustancialmente en el contexto de la liberación del sector iniciada en 2003.
Dentro del TLCAN se reconoció la sensibilidad del sector porcícola mexicano, así como la existencia de estructuras de mercado diferentes entre México, EE.UU y Canadá. Por ello se estableció un periodo de desgravación (rebaja) a 10 años, así como salvaguardas en el caso de animales para abasto y carne en canal y en cortes, pudiendo tener acceso a ellas libremente cualquier agente comercial.
Por lo tanto, quedó acordado que la carne de porcino fresca, refrigerada o congelada sería reducida en diez años, partiendo de una tarifa base de 20 por ciento, de esta forma, los productos cárnicos quedaron desgravados totalmente a partir del año 2003.
En este sentido, los universitarios señalan que un área que requiere un análisis profundo se relaciona con el estado actual de la producción de carne de cerdo en México y con sus posibilidades reales de competencia a futuro, dadas ciertas políticas racionales de capacitación de los productores y comercializadores y a la introducción de innovaciones tecnológicas en el sector.
