Por primera vez en la historia del país asume una mujer electa democráticamente la presidencia de la Nación Argentina. Con un discurso improvisado, echo también inédito ya que todos los presidentes anteriores leyeron las palabras en su asunción, la flamante presidenta rescató el valor de las instituciones del estado como el bastón sobre el que debe apoyarse el crecimiento del país.
En tal sentido, se mostró orgullosa de los logros obtenidos durante la gestión de su marido, Nestor Kirchner, en lo que respecta a los cambios instrumentados en el poder judicial, e indicó que durante su mandato será clave el trabajo para posicionar nuevamente a las escuelas y universidades públicas en el lugar de excelencia que ocuparon hace algunos años.
En el aspecto económico, señaló que se sentiría orgullosa de que su país registrara los mayores ingresos de la industria, aunque actualmente los mismos provengan del sector agropecuario.
Dijo que será una tarea que afrontará la capacitación de los Argentinos para poder ganar lugar en los procesos de industrialización a fin de agregar valor a la producción agraria.
Como es sabido la relación entre el gobierno y los sectores sindicales del campo han sido siempre tensos, incluso ha habido momentos en el que el diálogo fue inexistente. En tal sentido la presidenta no demostró en su discurso acciones concretas para que esta situación se revierta, lo que seguramente será uno de los primeros desafíos de su conducción.
