ESTRATEGIAS NUTRICIONALES PARA MINIMIZAR EL USO DE ANTIBIÓTICOS Y ZnO A NIVEL TERAPÉUTICO EN LOS LECHONES DESTETADOS

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escrito por Redacción Infopork

AUTOR: Antonio Palomo Yagüe, ADM – Director División Porcino, Universidad Complutense de Madrid

Introducción

El uso de niveles de óxido de zinc a nivel terapéutico en los piensos de lechones se prohibió
en la Unión Europea a partir del 26 de junio de 2022 en base al Real Decreto 306/2020 derivado de
que su uso continuado crea resistencias antibióticas, aumenta la excreción del zinc en heces
provocando contaminación del medio ambiente y produce toxicidad en los animales con lesiones
en páncreas (DPP, 2018).

Bases fisiológicas nutricionales

El zinc es un mineral esencial en la nutrición porcina, y la cantidad biodisponible en las materias
primas del pienso no cubren las necesidades fisiológicas (Männer, 2008). El zinc supone entre 1,5
a 2,5 gramos en un cerdo de 100 kilos, encontrándose mayoritariamente en el tejido muscular (60%)
y en el esqueleto (30%) que es el principal lugar de almacenamiento. Las mayores concentraciones
de zinc las encontramos en el pelo (200 mg/kg materia seca) y en el hígado (150 mg/kg materia
seca), así como unos niveles en plasma sanguíneo de 1 mg/litro que corresponde al 0,1% del zinc
corporal total.

El zinc es esencial para la buena integridad estructural y funcionamiento de cerca de 200
factores de transcripción, de forma que la mayoría de las vías metabólicas son dependientes de una
o varias proteínas funcionales relacionadas con el zinc, cofactor de más de 300 metaloenzimas,
dejándose notar especialmente en la sistetasas y transferasas del ARN y ADN, así como de
numerosas enzimas digestivas (NRC 2012). No desdeñable es su papel contra el stress oxidativo
dentro de su papel con superóxido dismutasa y la ceruloplasmina ferrosidasa. A la hora de definir
las necesidades precisas de zinc se han empleado métodos tanto empíricos como factoriales, de
tal forma que se definen tres estadios nutricionales según los niveles de zinc en plasma: uno de
carencia (< 1mg/l) cuando los niveles en el alimento llegan a los 100 ppm, otra zona de homeostasis
donde cubre sus necesidades fisiológicas y de almacenamiento entre 100 y 1.500 ppm, así como
una tercera de toxicidad donde los mecanismos homeostáticos se saturan por encima de los 1.500
ppm. En los lechones destetados las necesidades nutricionales están sobre los 80 mg de zinc por
kilo de pienso, que pueden variar dependiendo de numerosas variables como su biodisponibilidad
– fuentes de inclusión (más las fuentes orgánicas que la inorgánicas), estructura de la dieta,
contenido en calcio y otros minerales, niveles de fitato e incorporación de fitasas y sus dosis
asociadas a la digestibilidad del fósforo (Ketata, 2022). El zinc es antagónico con el calcio, cobre,
hierro, selenio y cadmio, así como sinérgico con magnesio y vitamina A. Tiene un efecto lineal y
negativo en la absorción del cobre

Es importante que conozcamos el peso de nuestros lechones tanto al nacimiento como al
destete, ya que la relación entre la edad al destete con el peso vivo de los lechones en dicho
momento es una de las principales variables del riesgo digestivo que nos permitirán poder trabajar sin óxido de zinc a nivel terapéutico con bastante éxito (Damgaard, H 2019). Es a lo que llamamos
el Teorema de Pitágoras del Lechón destetado.

Los puntos críticos a considerar para un adecuado desarrollo del aparato digestivo en los
días posteriores al destete se centran en:

a) Fisiológicamente se reduce su capacidad de consumo voluntario tanto de pienso como
de agua (eaters/no eaters)

b) Desaparecen de su alimentación los factores nutricionales de la leche maternal

c) Se produce una atrofia de las vellosidades intestinales

d) Se reduce la producción de enzimas endógenas

e) Aumenta la permeabilidad de la mucosa intestinal y los procesos inflamatorios

f) Reducción de la secreción de ácido clorhídrico en el estómago

g) Modificación del peristaltismo intestinal

h) Cambios en la microbiota de los diferentes tramos intestinales, lo que condiciona tanto
la digestion como la absorción de nutrientes y aumenta el riesgo de trastornos digestivos.

El tránsito intestinal del alimento pasa de 12 horas al destete de 4 semanas a las 35 horas a
las 9-10 semanas de vida, momento en que los lechones salen de la fase 2 a la 3, sobre lo cual
podemos influir con la dieta. A menor edad mayor peristaltismo intestinal, considerando que durante
esas seis semanas el tamaño y capacidad del estómago e intestino se multiplican por diez.

Requerimientos nutricionales

La nutrición en base a los tipos de lípidos, calidades de proteínas y aditivos tanto antioxidantes
como todos aquellos con un papel en la microbiota, la integridad intestinal y el desarrollo inmune
juegan un papel crítico en dichas funciones. La digestibilidad de la dieta es el factor determinante
para un mayor consumo de pienso, y por lo tanto a tener en cuenta en el diseño de los piensos de
arranque y prestarter. Bien sabemos que el consumo de alimento en cantidad suficiente en los
primeros días posteriores al destete nos ayuda a reducir el riesgo digestivo al evitar la anorexia
transitoria que compromete la función de barrera intestinal y la respuesta inflamatoria local. No
menos importante, desde mi punto de vista, es considerar la composición del programa de nutrición

de los lechones en su interacción con el desarrollo neuroendocrino e inmunitario intestinal, en cuya
mucosa se producen sobre el 65% de las células de defensa. Bien sabemos que una microbiota
digestiva heterogénea y numerosa estable también influye en una major inmunidad local y sistémica,
además de mejorar la absorción de los nutrientes y por tanto mejorar los rendimientos productivos
de los lechones. Tener en cuenta que la primera colonización de microbiota viene de la propia cerda,
lo que nos hace pensar que tener una microbiota adecuada en las mismas mejorará el desarrollo
del aparato digestivo de los lechones, por lo que la nutrición de los lechones comienza con la
nutrición adecuada de las cerdas. Sabemos que la microbiota de los lechones también varía
dependiendo del peso de los mismos tanto al nacimiento como al destete.

El primer paso para reducir el riesgo digestivo es lograr la mayor producción de calostro y de
leche de la mayor calidad. El pienso de iniciación o pienso de arranque que va asociado a la
ingesta de leche desde la semana de vida y hasta 5-7 días después del destete tiene como objetivo
que los lechones ingieran la mayor cantidad posible, lo antes posible, para una adecuada morfología
digestiva, una maduración del sistema inmune mucosal y una colonización de la microbiota. Tanto
en el diseño del pienso de arranque como el prestarter precisamos tener en cuenta algunos de
estos puntos importantes:

a) una elevada apetecibilidad, palatabilidad y digestibilidad

b) modular su densidad energética y balance de aminoácidos esenciales y funcionales de
baja fermentación, así como el aporte de grasas ricas en ácidos grasos de cadena media
por su mayor capacidad de formación de micelas. Considero esencial el uso de grasas
de la máxima calidad con muy bajos índices de acidez y peróxidos.

c) mantener una relación máxima entre lisina digestible con la proteína es importante para
tratar de penalizar lo mínimo posible el crecimiento de los lechones cuando procedemos
a bajar los niveles de proteína bruta de los piensos.

d) la interacción entre la proteína y la fibra del pienso también modulan el peristaltismo y la
microbiota, debiendo considerar sobre todo la fibra insoluble sobre la soluble (fibras
fermentiscibles e inertes).

e) la densidad de la dieta está condicionada por el peso de los lechones y su sanidad de
forma prioritaria, siendo mayor cuanto mejor.

f) un consumo bajo de pienso en los días posteriores al destete supone una baja ingesta
de nutrientes esenciales para mantener las estructuras anatómicas de la mucosa
intestinal y por lo tanto una adecuada fisiología digestiva que deriva en procesos de
maldigestión y malabsorción.

g) considerar la capacidad de retención de agua de las diferentes materias primas, ya que
un incremento en dicho valor de la dieta final aumentará la presión osmótica intrínseca
en el lechon, dando lugar a un descenso en el consumo de pienso.

h) revisar los niveles de minerales (Cu, Fe, Mn, Se y Zn) en formas orgánicas frente
inorgánicas que nos permiten reducer el nivel de cenizas e interacciones prooxidativas

i) incluir niveles de vitaminas adecuados, sobre todo las relacionadas con los procesos
oxidativos, apetito, regeneración de mucosa y maduración inmunitaria (A-E-Complejo B).

Esta fase crítica determina también la producción del ácido clorhídrico, el pH gástrico y el tiempo
de vaciado del estómago y por lo tanto la función de barrera gástrica y digestion. A mayor tiempo
de estancia del alimento en el estómago, mejor digestion y absorción en el intestino delgado, por lo
que nos interesa aumentar el tiempo de estancia del pienso en el estomago disponiendo de materias
primas con una estructura que favorezca el ataque de jugos gástricos, como son:

a) piensos con mínimos niveles de polisacáridos no estructurales solubles incluyendo
algunos insoluble

b) que se fabriquen con una molienda fina y homogénea

c) dietas con balance electrolítico adecuado (Cl, Na y K)

d) la capacidad tampón del pienso en base a la calidad de la proteína y los minerals (bajos
niveles de calcio que influye en la expression de las citoquinas proinflamatorias)

Aditivos funcionales digestivos
Haciendo referencia a los aditivos nutricionales con mecanismos de acción positivos en la
morfología y fisiología digestiva, así como sobre la microbiota y respuesta inmune destacamos los
acidos orgánicos, aceites esenciales, antioxidantes, bacteriófagos, enzimas, extractos vegetales,
inmunoglobulinas, nucleóticos, péptidos activos, probióticos, prebióticos y secuestrantes de
micotoxinas (Lauridsen, C 2019). Todos valen, pero no todos caben, por lo que debemos evaluar
sus sinergias y retorno de la inversion a la hora de incluir algunos de ellos en nuestro programa de
nutrición, en una, dos o las tres fases de alimentación de los lechones. A continuación una table
resumen de los mecanismos de acción más relevantes de estos aditivos funcionales:

Programas de alimentación
Tan importante como el diseño de las dietas para lechones, el control de calidad estricto de las
materias primas que las componen, es esencial, como mostramos en la figura siguiente, ajustar la
cantidad de cada uno de los piensos y los días de suministro de los mismos, las cantidades de estos
según los rangos de peso de los lechones, así como el manejo por parte de las personas que
atienden los lechones de estos pienso, siendo meticulosos en estas variables, así como en el
cambio entre cada uno de los piensos de arranque, prestarter y estarter. Es importante disponer del
peso de nuestros lechones al nacimiento y al destete para poder ajustar convenientemente el plan
nutricional de piensos.

Conclusiones
La nutrición de los lechones comienza con una correcta nutrición y alimentación de las cerdas
reproductoras, siendo esencial tener programas de nutrición de cerdas tanto en gestación como en
lactación que nos aseguren una elevada producción tanto de calostro como de leche. El mayor peso
al nacimiento y al destete supone un menor riesgo digestivo. Al mismo tiempo, debemos tratar que
el lechón interaccione lo antes posible con el pienso de arranque a los pocos días del nacimiento (5
días), siendo relevante que ingiera una cantidad adecuada de este alimento antes del destete,
momento en el cual la edad y el peso de los lechones serán dos de los pilares fundamentales para
un correcto desarrollo digestivo y riesgo digestivo. En su desarrollo tomamos como referentes
factores anatómicos, fisiológicos, funcionales, así como inmunitarios y microbiota. La fase crítica
durante los días posteriores al destete donde deben comer pronto y en suficiente cantidad, seguida
de la fase de transición y maduración, nos definirán si hemos realizado un correcto programa de
nutrición y manejo de las dietas (especial atención al momento del cambio de arranque a prestarter
y de este al estárter en base a grupos de pesos y cantidad de cada uno de los piensos ingeridas).
Para ello debemos prestar especial atención a los balances tanto de nutrientes como de materias
primas más aditivos que las conforman centrados en las fuentes de proteína, energía (grasas e
hidratos de carbono, fibra, minerales y vitaminas. En un mismo plano, y al mismo tiempo la
digestibilidad de los nutrientes y la densidad en las dietas serán decisivos, junto con un correcto
control de calidad de materias primas y tecnología de fabricación (tamaño partícula, diámetro
granulado, dureza y durabilidad) asociado a una calidad/cantidad de agua óptima.

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