Autora: Carina Ambrogi, Directora de Infopork
Dos mujeres fueron galardonadas con los reconocimientos de oro y plata en la última edición de los “Mejores de la Porcicultura”, premio que otorga Agriness a las granjas con los más altos resultados productivos del país.
Victoria Laspeñas, de Granja La Sucho – Los O´Dwyer S.A., recibió el premio “Cerdo de oro”, mientras que Andrea Pitón, de Granja Los Tres Palos S.A., obtuvo el “Cerdo de plata”.
Por primera vez en el certamen, las mujeres son mayoría en el podio, lo que motivó la reflexión sobre un cambio de perspectiva respecto del trabajo en la industria de la producción porcina, tradicionalmente ocupado por hombres.
Es frecuente en jornadas, seminarios y congresos vinculados a la porcicultura en Argentina que la asistencia masculina alcance un 80 por ciento. Lo mismo sucede con los cargos resolutivos en las empresas del sector: los grupos de ventas o puestos gerenciales están ocupados mayoritariamente por hombres y solo en algunos casos, se destina un 20% de estos espacios a las mujeres.
Emerge la duda sobre si esta realidad está relacionada a las dificultades en el cumplimiento de las funciones asignadas ó existe una falta de apertura hacia la mujer en el desarrollo de la industria porcina.
Mujeres que se desempeñan desde hace poco tiempo en el segmento productivo y quienes han dedicado su vida a esta tarea, fueron consultadas sobre este contexto de desigualdad.
El primer dato curioso que las iguala, que se repite en todos los casos, es que las mujeres entrevistadas se dedican a esta actividad desde que comenzaron su vida profesional, es decir, probablemente cambiaron de empresa, o de granja, pero en ningún caso abandonaron la producción porcina.
Otro dato que las iguala es el motivo de esta decisión: aman lo que hacen.
María Fernanda Jabif afirmó que trabaja en la actividad desde que se recibió de Médica Veterinaria. Inicialmente desarrolló la docencia Universitaria y posteriormente, el trabajo de granja. “Siempre fue una actividad maravillosa. Actualmente trabajo para un laboratorio nacional como soporte técnico de producto y asistencia a terceros países y recientemente me incorporé como coordinadora de la Cámara de Productores Porcinos de Córdoba. Considero que esta actividad tiene desafíos para las mujeres que se insertan en ella, porque ha sido una actividad desarrollada históricamente por hombres”, resaltó la especialista.
Sin embargo, aclaró: “Creo que es determinante la actitud que tome una mujer en el trabajo a campo. En mi caso ha sido siempre positivo, no creo que haya ventajas o desventajas asociadas al género. Tiene más incidencia la experiencia, la formación académica, la sensibilidad con las personas, el trato y el respeto”.
Por su parte, Viviana Ríos dejó la docencia para comenzar a trabajar en el campo junto a su marido, impulsando la cría de cerdos. Según su experiencia, en la cría intensiva y el trabajo en granja, la mujer se ha adaptado perfectamente porque se vuelve importante en el cuidado de los detalles y el cumplimiento responsable de las tareas para llegar a los objetivos definidos. “Creo que las mujeres lo hacemos mejor porque somos más delicadas y más dedicadas. Ya no hago los trabajos diarios en granja como atender partos, inseminar, preparar dosis de semen, vacunar. Hoy tengo mis empleados, por lo que estoy más dedicada al manejo y organización de la empresa, tratando de transmitir todo lo que aprendo y dar lo mejor que tengo para la granja. No veo dificultades para las mujeres. Además, creo que los hombres se han adaptado a vernos en la actividad. Hace poco viajé con 40 hombres a una gira Europea y me sentí muy cómoda”, argumentó.
¿Sólo trabajo en las maternidades?
Uno de los sitios en donde más creció la presencia femenina es en las maternidades. La educación que reciben desde pequeñas para el cuidado de bebés y la presunción de que tienen mayor sensibilidad hacia la tarea promueve esta tendencia.
Aunque se valora el aumento de la presencia de mujeres en esta área de la granja, la realidad indica que pueden realizar con éxito cualquier actividad vinculada a la porcicultura, tanto en la tarea de campo como en el ámbito empresarial.
Carolina Sernia, otra de nuestras entrevistadas, comenzó hace 17 años a incursionar en la industria antes de recibirse como ayudante de la materia Patología Especial. “Me interesaba mucho la investigación post-mortem y cuando me recibí en el año 2000 hice un postgrado en el Inta Balcarce en sanidad animal. Al finalizar, decidí incursionar en la industria porcina en EEUU, porque todos los manuales de los que aprendí estaban allí radicados. Obtuve una beca que se daba a estudiantes de países emergentes y fui a trabajar en una granja de 20 mil madres”, manifestó.
Carolina no ha abandonado el sector y actualmente trabaja en una empresa Multinacional de sanidad, donde fue responsable de la creación de la unidad de negocios para la línea de productos biológicos. La especialista expresó que se trata de “una industria muy joven que se está desarrollando”. “No encuentro diferencias entre una mujer y un hombre, creo que la industria está creciendo con ambos y no advierto una limitante. Hay una diferencia cuando llega el momento de ser madres, ya que priorizamos lo que queremos. Nunca sentí que la industria pusiera un freno a nuestra participación. Como mujeres en el rubro podemos aportar una forma de trabajo más amena, tenemos otra cadencia para transmitir los conceptos y somos escuchadas con mayor claridad”, aseguró.
Para Miriam Maluzán, quien desde hace 17 años es parte de la industria porcina y actualmente tiene el cargo de Coordinadora del Grupo de Intercambio Tecnológico Porcino de Argentina (GITEP), se trata de una actividad que “se lleva a diario en el corazón”. A lo largo de su carrera no tuvo que enfrentar dificultades por el hecho de ser mujer, salvo – como manifestaron la mayoría-, al momento de enfrentar la maternidad.
“Para la mujer se complica cuando sos madre, pero no es imposible. Te organizas, amas lo que haces y encontrás la forma de seguir viajando”, afirmó Laura Alarcón, quien se desempeña actualmente como docente e investigadora en la Universidad de La Plata.
La especialista, quien es además integrante de un equipo de ventas en una empresa de sanidad, consideró que “hoy en día hasta nos resulta más fácil a las mujeres que a los hombres, porque las mujeres tenemos otra perspectiva y somos muy tenaces”
“Cuando a una mujer se le mete algo en la cabeza es difícil que alguien se lo saque”, precisó. De todos modos, admitió que los inicios resultaron un poco más complicados.
“En ese momento eran pocas mujeres en la actividad de los cerdos. Poco a poco nos fuimos ganando nuestro lugar y las personas con las que trabajamos entendieron que podíamos hacerlo. Creo que nos probaron un poco más que a un hombre, teníamos que demostrar que podíamos. Nos costó, pero nos ganamos el lugar. Creo que todavía falta mucho, somos pocas las mujeres que trabajamos en esto. La sociedad aún tiene la imagen de la actividad con veterinarios hombres”, fundamentó.
Una experiencia similar relató Angélica Grassani, quien se recibió hace 10 años y dedicó su vida laboral en el sector porcino. Comenzó trabajando dentro de una granja y con el tiempo fue sumando confianza hasta llegar a asesorar a nueve establecimientos, de las cuales en cinco trabaja con mujeres.
Para Angélica es importante que el sector sea más “abierto” y puedan incorporarse más mujeres. “Es un sector muy machista, hay que tener un poco de carácter y estar súper preparada porque no es fácil. Sobresalimos, tenemos unos ideales y fuerza para trabajar y una amplitud que tal vez no tiene los hombres. Fue difícil insertarme cuando estuve en granja, me costó mucho el vínculo con mis compañeros de trabajo. Lo más importante es tener carácter y capacidad para desenvolverse. No hay que tener miedo ni compararse, simplemente enfocarse en lo que uno quiere. Hoy formo parte de una empresa de nutrición en la que todos son hombres y he tenido buena aceptación en el grupo; se puede trabajar tranquila”, aseveró.
En el podio
Andrea Pitón, una de las mujeres premiadas, sostuvo que en su rutina de trabajo hace de nexo entre producción y oficinas. Su responsabilidad es asegurar que se disponga en todo momento de la información para el correcto funcionamiento de la empresa.
Por su parte, Victoria Laspeñas encargada de la Granja La Sucho, admitió que no es la única mujer que trabaja en ese establecimiento. Allí, la mayoría de las trabajadoras son mujeres. ¿Tendrá algo que ver con los resultados productivos?
Dejamos abierto el interrogante para que lo puedan responder según sus experiencias. Tentamos a todas las mujeres que lo deseen para que se animen a sumar su capacidad a la porcicultura e invitamos a todos los hombres en mandos gerenciales que también apuesten por sumar mujeres en sus equipos. Los resultados demuestran que se lo merecen.