La comisión responsable por asuntos energéticos de la Unión Europea (EU) estudia cómo impedir la importación de agrocombustibles por los 27 países pertenecientes al bloque. La discusión ocurre después de la decisión de elevar a 10% el porcentaje de combustibles de origen renovable, meta que se alcanzaría hasta 2020. Sin embargo, los países temen por los problemas que los cultivos para producir estos tipos de combustible pueden causar al medio ambiente.
El comisario de la Unión Europea (UE) para el medio ambiente Stavros Dimas declaró que los países ligados al bloque deberán rever la meta de elevar al 10% el uso de agrocombustibles con relación al total de combustibles. El uso del etanol y del biodiésel en sustitución de los combustibles de origen fósil, como el petróleo y el gas natural, es motivo de críticas de ambientalistas, movimientos sociales y organizaciones no gubernamentales por los daños que éstos pueden causar al ambiente. Ya fue comprobado que el etanol y el biodiésel contaminan hasta 30% menos, pues emiten una menor cantidad de gas carbónico (CO2), gas generador del efecto invernadero, pero los problemas que causan a la naturaleza y al propio hombre son mayores.
El coordinador de la UE afirma que el bloque no analizó los problemas provocados por el uso de agrocombustibles. Deben ser analizados los recientes estudios que alertan sobre el aumento de los precios de alimentos. La Unión Europea ha prometido trazar nuevas directrices para garantizar que su meta para el uso de agrocombustibles no traiga más perjuicios que beneficios. De acuerdo con la organización no gubernamental Amigos de la Tierra, sólo en Indonesia, más de 100 millones de hectáreas de bosques fueron devastados para cultivar palmeras para la extracción del óleo. Por los cálculos de la organización, el corte de la vegetación y el drenaje de los terrenos en los países de la región es responsable por 8% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), gas que genera el efecto invernadero.
El proyecto elaborado por la comisión aun puede cambiar hasta el 23 de enero. Si la propuesta es aprobada, será prohibida la importación de los tipos de agrocombustibles cuya producción exige el excesivo uso de recursos naturales como suelo y agua o que estimulan la destrucción de la vegetación nativa para liberar más tierra para el plantío comercial. Entre los combustibles que pueden ser prohibidos está el etanol brasileño producido a partir de la caña de azúcar. Por otro lado, el gobierno chino anunció la última semana que va a parar de producir etanol a base de maíz y que utilizará raíces como batata, mandioca y sorgo para la producción del combustible. Las usinas productoras tendrán un plazo de cinco años para adaptarse. Hasta hace poco tiempo, 100% del etanol en el país era producido a partir del maíz. China es la tercera mayor productora mundial de etanol, detrás de Brasil y Estados Unidos.
La decisión de acabar con el etanol de maíz fue anunciada hace pocas semanas, porque el uso del grano en la producción del combustible hizo que el precio del maíz para el consumo humano aumentara mucho. En 2006, el valor medio de maíz cultivado en China sufrió un aumento de 3% con relación al año anterior.
La producción de etanol a partir del maíz está preocupando a los estadounidenses. El área de plantación de maíz en Estados Unidos es la mayor desde 1944. El fenómeno ha provocado una inflación de los precios de los inmuebles en las regiones rurales del país debido a la procura por áreas para la producción de etanol.
De acuerdo con el informe del Departamento de Agricultura estadounidense, el promedio nacional del precio de la tierra ha subido 14% en 2007, comparado con el año anterior.
