La semana pasada fue la reunión de PMA en EE.UU. Nuevamente los chilenos fueron la delegación más numerosa después de la concurrencia local; de nuevo se confirmó el estrecho lazo que existe entre ambos países con el negocio de la fruta fresca; otra vez el intercambio de tarjetas, el cierre de programas y las recepciones, entre otros hitos, marcaron los tres días de convención y exposición. Sin embargo, el ánimo no fue el mismo; la incertidumbre por la imposibilidad de estimar el comportamiento de la demanda por fruta en la próxima temporada se adueñó de los inicios de conversación. Cada cual tiene explicaciones distintas, la mayoría de las veces en positivo, como tratando de empujar para que la visión de que la demanda no se afectará, finalmente sea realidad. Que se comerá más en casa donde la fruta es postre; que los "gringos" no cambiarán sustancialmente los hábitos; que China y los otros BRIC's aportarán con su demanda ya gatillada, eran los argumentos más recurridos.
Al otro lado están los importadores, más afectados por la misma incertidumbre, pero queriendo mantener los programas. Les molestó la disminución del volumen de la temporada pasada, ante lo cual le expresé a uno que ya bordeaba el enojo "… ¿Y qué querías? si los exportadores tienen la oportunidad de mejores retornos en otros mercados, ¡la van a tomar!". Hacía tiempo que este grado de incertidumbre no dominaba la escena.
Sin ser alarmista, la crisis hay que tomarla muy en serio y es mejor prepararse para enfrentarla de la mejor forma posible, en vez de actuar como si no tendrá efecto para las exportaciones de Chile. La economía mundial no ha mejorado y el comentario común y fácil fue que en tiempos donde la economía mundial está flaqueando, los resultados de la exportación serán mejores debido al tipo de cambio. No obstante, la cautela parece lo más sensato y hay varios elementos que tomar en cuenta.
Primero, en momentos donde el panorama es más frágil, el trabajo bien hecho y el envío de fruta consistente en calidad son la gran carta para jugar este partido.
En segundo lugar, hay que especular lo menos posible, porque eso incrementa la incertidumbre. En estos tiempos, los importadores realizan un trabajo sólido deberían imponerse frente a aquellos más irregulares. Aquí los exportadores tienen el poder de decidir a quién privilegiar con sus envíos: a los consistentes en el tiempo o a los nuevos que han tenido aciertos esporádicos.
Tercero, se impone más que nunca hacer un trabajo conjunto con importadores. Ni los exportadores ni los productores se pueden desligar del mercado. La próxima temporada requerirá un monitoreo más estrecho del comportamiento de la demanda para usar mejor ese dato para aprovecharlo en optimizar el servicio.
Y cuarto, hay que trabajar los momentos de promoción de la fruta chilena. Hay una promoción basal que es indispensable mantener y en esto los exportadores lo han hecho bien, pero seguramente nos encontraremos con momentos que estarán afectados por episodios de pánico por la economía que perjudican el ánimo y el consumo a todo nivel; en esos momentos hay que actuar para estimular el consumo de fruta o al menos mantenerlo.
