Complicada se viene la temporada de granos para Argentina. Medidas políticas se han sumado a factores climáticos y económicos y han llevado a una importante disminución de la superficie sembrada y de los rendimientos de los cereales, los mismos que Chile importa como materia prima o ya procesados.
La situación más compleja es la del trigo. Los analistas locales coinciden en que esta temporada la nación trasandina no tendrá producción para exportar. Buena parte de ello es por causa de una gigantesca disminución de las hectáreas sembradas, las que se estima bordearán los 2 millones 700 mil.
"Es la peor superficie sembrada de la historia. Nunca habíamos tenido un área tan baja", dice Carlos Etchepare, analista de granos trasandino.
La baja de la tierra dedicada al trigo es del orden de un 40%.
Los cálculos dicen que con rendimientos óptimos, la cosecha podría llegar a unos 7,5 u 8 millones de toneladas. Hay que considerar que entre el consumo interno -que está en torno a los 5 millones de toneladas- más lo que por disposiciones de gobierno no puede ser exportado, el excedente realmente exportable estaría en torno a los 500 mil kilos. Para Argentina, sinónimo de nada. Y para sus clientes, lo mismo.
"No habrá trigo para exportar. Por eso los países como Chile o Brasil deberán buscar en otros proveedores, como Rusia, Ucrania, Canadá o los países que tengan las condiciones que necesitan. El margen que posee Argentina es muy pequeño", recalca Pablo Adreani, de la consultora trasandina Agripac.
Las razones detrás de esta baja productiva son la intervención estatal, sumada a la prolongada sequía.
"El control político desestimula la siembra", indica el director de AgriPAC.
Son medidas gubernamentales como la fijación de precio de compra de la materia prima. Es decir, el industrial paga el mínimo establecido por el Gobierno, lo que está por debajo del costo del productor.
"Entre 2006 y 2009 los productores trigueros han dejado de percibir US$ 3 mil millones. Es la diferencia que les deja el que no les hayan pagado el precio que les corresponde", recalca Etchepare.
A ello se suman las retenciones que obligan a dejar parte de la producción dentro del país, para asegurar el consumo interno, lo que termina por desincentivar la siembra de este grano y estimular la de soja que es más eficiente en términos de rendimiento y precios (con menores costos, rinde tres veces lo que otros granos). El resultado entonces es que Argentina, alguna vez uno de los primeros exportadores de trigo del mundo, hoy por hoy prácticamente produce para abastecerse.
La situación significa que Chile probablemente no podrá comprar un gramo de trigo trasandino. "Esas 500 mil toneladas probablemente se las va a llevar Brasil", dice Etchepare.
La realidad del maíz
Algo distinta, aunque no menos complicada, es la situación del maíz, pues si bien hay una importante baja de superficie plantada, al haber este año mejores condiciones climáticas -y siempre que no se compliquen- la producción trasandina podría permitirles el autoabastecimiento y dejar un margen para la exportación. Sin embargo, el panorama aún no es muy negativo para los maiceros argentinos.
Ya la temporada pasada Argentina vio una baja de un 35% de su producción de maíz, la que se explicó por una reducción de un 25% de la superficie sembrada y de un 15% de los rendimientos. La principal causa detrás de esta merma han sido las decisiones político-económicas del Gobierno trasandino, que desde 2007 vienen generado caídas de precio y una fuerte incertidumbre entre los productores, lo que los lleva a no sembrar.
En 2008 un acuerdo firmado por el Gobierno y los exportadores -donde éstos se comprometían a comprar el maíz, pero no lo podían exportar- produjo que no se comprara el grano y que desapareciera incluso el precio de las pizarras de las bolsas de Rosario y Buenos Aires. Eso implicó que muchos agricultores se encontraron sin poder vender su producción, pues no tenían un precio para transarlo.
A ello se agregó una sequía que inevitablemente afectó los rendimientos. Éstos, además, ya venían con problemas, pues por la incertidumbre de precios y los altos costos de los insumos del año pasado, muchos productores no habían aplicado toda la tecnología necesaria. La sumatoria de los elementos, fue la baja del 35% de la producción.
El 2009 no partió bien. "La situación está muy complicada. Hasta hace un mes las intenciones de siembra bajaban cada semana", cuenta Martín Fraguío, director ejecutivo de Maizar. Sólo los anuncios de apertura de mercado y búsqueda de transparencia de las cifras consiguieron parar la caída libre. Sin embargo, a la fecha las intenciones de siembra y lo concretado hablan de que esta temporada el maíz dispondrá de un 20% menos de superficie.
"Estamos enfrentando una caída muy importante. Afortunadamente las condiciones climáticas hacen estimar que aún con menos área sembrada tengamos una cosecha similar a la de 2009", dice Pablo Adreani.
Se espera que la superficie esté en torno a al millón novecientas mil hectáreas. Las estimaciones de los expertos dejan para la temporada una cosecha que en torno a las 13 millones de toneladas. Lo que descontado el consumo interno podría dejar para exportaciones unos 4 millones de toneladas. El dato no es menor, pues hay que considerar que Chile se abastece de maíz extranjero, que por condiciones obvias sale más conveniente traer de Argentina.
Está claro, entonces, que al final, qué pasará en el futuro es todo un misterio. La condición de granero mundial que tenía Argentina cuelga absolutamente de las decisiones que tomen las autoridades. En el caso del trigo, al menos, dice Etchepare, tienen asegurada la producción para abastecer el mercado interno, pues la zona del sudeste de la provincia de Buenos Aires tiene muy pocas alternativas. En el maíz el tema es más complejo. En tanto, los chilenos deben estar atentos a la situación trasandina para evitar sorpresas de último momento que puedan afectar a la industria nacional.
Esta temporada habrán sólo 500 mil toneladas de trigo para exportar
Argentina ya no es el segundo exportador de maíz del mundo. Por su baja producción, en 2009 lo reemplazó Brasil.
4 millones de maíz para exportar esta temporada tendría la nación trasandina
