Las cotizaciones de todos los productos en Chicago continúan afectadas por lo que pareciera una "prolongación" del tradicional mercado climático estadounidense. Además, la devaluación del dólar frente a otras monedas; la aparente consolidación del petróleo en niveles superiores a los US$ 65, y el positivo ambiente de negocios en Wall Street también ayudaron a las commodities . Teniendo en cuenta la creciente importancia de los fondos de índices y la relevancia que para estos actores tienen los precios relativos entre las principales materias primas, el impacto sobre las cotizaciones de los granos no se ha hecho esperar.
El reporte sobre condición de los cultivos en EE.UU., que divulga todos los lunes el USDA, explica la mencionada dilación sobre la influencia del clima en los mercados de maíz y soja. El retraso de la evolución de la oleaginosa y sobre todo del forrajero, hace que los pronósticos de heladas y más lluvias que se proyectan para este fin de semana en el Medio Oeste preocupe a los operadores en Chicago. Al respecto, muchos hacen notar que las probabilidades de daños sobre los cultivos de soja no son altas, cosa que sí ocurre con el maíz. Este último, mantiene un nivel de madurez muy baja en relación a la época del año que transitamos y se estima que tiene un grado de susceptibilidad elevado a los posibles intensos fríos.
Buenos rindes
Sin embargo, los comentarios que llegan desde las zonas en donde está avanzando la cosecha estadounidense siguen siendo de rindes muy buenos. No caben dudas de que los analistas toman estos datos para proyectar la oferta final que puede llegar a tener dicho país.
Al cierre de esta columna se aguardaba la salida del nuevo reporte mensual del USDA, para el cual el grueso de los operadores privados se animaba a presagiar cifras mayores a las del mes pasado en cuanto a producción de soja y maíz, como así también un aumento en la demanda de dichos productos.
Una vez superada la "aduana" climática y analizado sus resultados, el mercado deberá afrontar el peso de la entrada de la cosecha estadounidense que, más allá de lo expuesto, amenaza con ser exuberante. Por otra parte, la demanda tendrá que mostrar sus "cartas", las cuales -hasta el momento- superan todas las previsiones, particularmente en el caso de la soja. En tal sentido, en el primer mes del ciclo 2009/2010, EE.UU. lleva comprometido cerca del 60% de volumen total que el USDA estima se exportará en toda la campaña.
Por el lado del maíz, las complicaciones que experimentan los cultivos en Brasil (debido a las intensas lluvias), plantean una perspectiva auspiciosa para la producción de etanol en los EE.UU., toda vez que muchos operadores ya anticipan caídas en la producción de alcohol del vecino país.
En el nivel local, sigue la preocupación acerca de la puesta en marcha del acuerdo por trigo y maíz entre el Gobierno y el sector exportador. La resolución 7552/09 de la Oncca -publicada el 2 del actual en el Boletín Oficial-aportó poca claridad y lejos está de satisfacer las expectativas generadas por el anuncio original sobre liberación de exportaciones para ambos cereales.
Mientras el mercado continúa seriamente afectado por la escasísima información que provee el Estado, las cotizaciones domésticas futuras de ambos granos se distancian cada vez más de lo que deberían ser en función de los precios internacionales prevalecientes. En tales condiciones, resulta imperioso que los exportadores cuenten con las debidas autorizaciones de embarque (tanto de la nueva campaña como de los presuntos excedentes del ciclo que termina), de forma tal que vuelvan a competir activamente en la plaza por la originación de la mercadería. Si bien ello no garantiza precios "justos", sería mejor que lo que existe hoy.
Por Daniel Miró
Para LA NACION
El autor es presidente de Nóvitas SA
