En los últimos 16 años, el consumo de carne de cerdo en Colombia ha experimentado un notable crecimiento, pasando de 4,3 kg per cápita en 2008 a 13,5 kg en 2023. Este aumento significativo coincide con la implementación de una exitosa campaña de fomento al consumo, impulsada por una sinergia entre porcicultores, Porkcolombia y otros actores de la cadena productiva. Esta colaboración no solo mejoró la percepción de la carne de cerdo entre los colombianos, sino que también modificó sus hábitos de consumo.
Desde la fundación de la Asociación Colombiana de Porcicultores en 1983, se reconoció la necesidad de recursos para fortalecer y posicionar el sector. La promulgación de la ley 272 de 1996, que creó el Fondo Nacional de la Porcicultura, permitió establecer una cuota de fomento porcícola. Esta iniciativa, financiada por los porcicultores, fue crucial para impulsar el crecimiento del sector, que pasó de un consumo de 3 kg per cápita y un mercado de 31,000 toneladas en los años noventa, a 97,000 toneladas en 1998.
En 2000, el incremento de la cuota de fomento permitió una mayor inversión en el sector. Para 2008, con un consumo de 4,3 kg per cápita y un mercado de 190,000 toneladas, se lanzó una campaña de fomento que marcó un punto de inflexión, impulsando un crecimiento sostenido en el consumo de carne de cerdo en los años siguientes.
Antes de la campaña, estudios revelaron que la penetración de la carne de cerdo en los hogares colombianos era del 37%. Sin embargo, con el inicio de la campaña de fomento al consumo, la tasa de penetración aumentó significativamente. En 2017, alcanzó el 67% con un consumo cercano a los 10 kg per cápita. Este crecimiento continuó, apoyado por iniciativas como los «premios Porks» y los «sellos Porkcolombia», y la creación de un laboratorio de diagnóstico en 2021. Para 2023, la penetración superó el 95%, con un consumo per cápita de 13,5 kg y un mercado de más de 700,000 toneladas.
A pesar de los éxitos, el sector enfrentó varios desafíos, como la desinformación sobre la “fiebre porcina H1N1” en 2009, la desgravación de importaciones de carne de cerdo desde Estados Unidos en 2011, y los brotes de PEDv en 2014. La pandemia de COVID-19 en 2020 también presentó retos significativos. Sin embargo, la resiliencia del sector, basada en una estructura sólida y una eficiente gestión de recursos, permitió superar estas dificultades y continuar avanzando.
