Los rastros municipales carecen de medidas de salubridad adecuadas; el patrón de consumo de los mexicanos sólo exige como medida que el producto no esté descompuesto.
La mitad de la carne de cerdo que se consume en México carece de medidas sanitarias, la consumen los estratos más desprotegidos de la población y no tienen los estándares de calidad para ser exportada.
A decir de los expertos, el futuro de la industria no es alentador, pues el precio del maíz, principal alimento para la cría, representa entre 40 y 60 por ciento de los costos de producción y se ha incrementado recientemente sin tener perspectivas de que sus precios baje.
De acuerdo con estudios de Financiera Rural, 53 por ciento de los cerdos se matan en rastros Tipo Inspección Federal (TIF) que garantizan los estándares de calidad adecuados, mientras que el restante 47 por ciento —casi la mitad— se sacrifica en rastros municipales que no cuentan con las medidas de salubridad pertinentes.
En México, la venta de carne porcina, principalmente de productores pequeños o de economía de traspatio, se comercializa en mercados y tianguis, destaca el documento de la institución titulado “Oportunidades para la competitividad internacional del sector pecuario”.
Patrones de consumo
“Los mexicanos tienen patrones de consumo en los que la única exigencia sanitaria ha sido que el producto no esté descompuesto y realizan importantes compras en mercados poco vigilados como los tianguis, aunque la creciente participación de las cadenas de su-
permercados como agentes de compras del consumidor ha incrementado estas exigencias sanitarias por parte de estos intermediarios”, indica el estudio realizado por el despacho de Luis de la Calle para Financiera Rural.
En México existen dos estándares sanitarios. El de exportación y distribución a través de supermercados para el consumo local, y otro para comprar el producto cárnico en otros establecimientos a los que acude la población con menor poder adquisitivo.
Los productores reconocen que ingresar a rastros con medidas sanitarias es costoso y forma parte de algo que consideran “una moda” que les quitará la oportunidad de acce-
der a los primeros lugares de la industria a escala mundial.
El análisis de quien fuera subsecretario de la extinta Secofi, describe que la poca exigencia de los consumidores nacionales fue un elemento que propició que la industria no realizara las inversiones necesarias para participar en mercados más competitivos ya que existen enfermedades en los cerdos que no son permitidas por otras naciones.
Sin embargo, la exportación de carne de cerdo presenta grandes oportunidades de negocio ya que naciones como Japón, Rusia, China y Estados Unidos son grandes consumidores de ese producto pero el potencial ha sido limitado por cuestiones sanitarias.
Obstáculos de comercialización
La fiebre porcina clásica es el principal impedimento para la comercialización competitiva de la carne de puerco mexicano. Estados Unidos, por ejemplo, reconoce a ocho estados mexicanos libres de esa enfermedad, que son: Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Quintana Roo, Sinaloa, Sonora y Yucatán. En tanto que los once estados del sur del país no erradicaron el problema.
Otro problema que bloquea el potencial exportador de la industria es la enfermedad de Aujesky, que de acuerdo con autoridades de Estados Unidos, el único estado mexicano libre de la enfermedad es Chihuahua.
Con lo anterior, a pesar de que el país cuenta con una red de tratados comerciales firmados con varias naciones, que le ofrecen preferencias arancelarias, los productos mexicanos no cumplen con los requisitos de sanidad e inocuidad alimentaria establecida, por lo que los cerdos mexicanos continuarán en los patios de los productores y siendo consumidos en México sin sanidad alguna.
