El Comité no tuvo en cuenta el surgimiento de imprevistos en el sector, tales como una climatología fuera de lo normal o la aparición de brotes de enfermedades de los animales o de las plantas, o sea, las previsiones que se hacen sobre la base de que la actual “Farm Bill” continuará más o menos invariada, así como otros aspectos de importancia, tales como los incentivos fiscales que se conceden actualmente a los biocombustibles o las barreras arancelarias a los biocombustibles foráneos.
Las principales premisas asumidas son las siguientes:
La política agraria permanecerá sin cambios en sus aspectos fundamentales. Los incentivos fiscales para el bioetanol y el biodiésel se mantendrán, así como los aranceles para los productos de importación. Se prevé que la producción de bioetanol llegue en 2016 a 45.400 millones de litros (el doble que en la actualidad), y la del biodiésel alcance 2.600 millones de litros.
Los principales resultados de las proyecciones indican un crecimiento económico sostenido, dentro de los EEUU y en el resto del mundo, así como el crecimiento del sector de los biocombustibles en Europa y en los EEUU, supondrá incrementos en el consumo de cereales, y por ende un aumento generalizado de los intercambios internacionales y de los precios de los productos agrarios.
Los ingresos netos de los agricultores se mantendrán en valores relativamente elevados, con una media de 67.000 millones de dólares, siendo los cultivadores de maíz los más beneficiados por los altos precios, como consecuencia de la demanda para elaboración de bioetanol. Sin embargo, en general, el incremento de las rentas no será tan acusado como el incremento de los precios debido a los mayores costes de los insumos agrarios, y debido a que las ayudas públicas se van a reducir, respondiendo a la subida de precios, pasando de representar un 15% de la renta agraria en 2005 a sólo un 10% en este período.
Los precios del maíz, por la demanda para bioetanol, crecerán relativamente más que los de los demás cereales sobre todo hasta 2011, a pesar de que los demás cereales también aumentarán, porque se reducirán las superficies de cultivo, a favor del maíz.
El precio del aceite de oleaginosas aumentará más que el de la fracción proteica, influido también por la demanda para biodiésel. Por lo tanto el precio de la soja aumentará proporcionalmente más que el de la torta de soja.
La producción de carnes de porcino y de aves se estancará o se retraerá en los primeros años de la proyección, por el aumento del coste de su alimentación, que reducirá mucho los márgenes, debido también al efecto de la competencia por el maíz que ejerce la elaboración del bioetanol. Sin embargo, el vacuno no se verá influido por la competencia del bioetanol, al poder utilizar los residuos de destilación del maíz en su alimentación.
