El mercado de granos continúa sufriendo las consecuencias de la peor crisis económica y financiera de toda la historia. Por estos días, los operadores se preguntan si la fuerte baja que se está produciendo en los precios se debe a una caída real de la demanda mundial de alimentos. Y realmente cuesta creer que el mundo haya dejado de comer de la noche a la mañana. Podemos inferir que el mundo se ha quedado sin plata en efectivo, lo que provocó una ruptura de la cadena de pagos. Al no haber efectivo en los bancos, estos se quedan sin dinero para respaldar los créditos comerciales, y al no haber créditos comerciales, los importadores se ven imposibilitados de proyectar su plan de compras.
Por otro lado, los principales países compradores de alimentos han incrementado su nivel de existencias durante el primer semestre de 2008, y esto se producía en un mercado con tónica alcista. En esos momentos sobraba plata en el mundo y el costo anual de la tasa de interés era superado por el aumento de un solo día en el valor de la soja. Hoy, la situación es la opuesta: no hay dinero en el circuito comercial; el crédito no existe, y las tasas son muy elevadas.
Podemos anticipar que habrá un serio problema de liquidez en el sector hacia fines de 2008 y el primer trimestre de 2009. Mientras todo esto sucede, el valor de los productos busca nuevos mínimos en Chicago. En estos momentos, el precio de la soja es el mismo de enero de 1997. Sin embargo, once años después, la demanda es mayor.
Con este nuevo escenario, o los precios de las commodities se recuperan un 50%, o los insumos y costos de producción bajan a niveles acordes con un petróleo de US$ 65 por barril.
