La historia de la granja “La Chicho” es distinta a todas las historias que contamos usualmente. Sergio Da Silva y Mónica Cordero no tenían pasado de producción ganadera, tampoco agraria, eran hasta el año 2011 dos personas dedicadas a la docencia de nivel medio, él profesor de Física y ella preceptora. Los sueldos magros que sumaban los llevó a pensar en una actividad que les permitiera incrementar sus ingresos. Motivados por un curso de técnico cárnico que había terminado Sergio en el INTI, decidieron abrir un pequeño local en su casa, para vender carne fresca de cerdo en el barrio.
“Empezamos vendiendo en nuestro barrio, en una zona marginal del conurbano bonaerense, en Tortuguitas. Abrimos un local en casa, mi marido estaba en atención al público y yo en la caja, siempre con un lapicero al lado como tenía en la escuela”, recuerda Mónica. Compraban a productores de la zona 7 capones por semana, los faenaban por la madrugada y los vendían los viernes y sábado. “Fue un boom, teníamos el cuaderno donde anotábamos los pedidos repleto”, comentó Mónica en diálogo con Infopork. A los días viernes y sábados le agregaron el jueves, y con el aumento de las ventas llegó la compra de un camión, que les permitió transportar los 50 capones que trabajaban por semana. Las expectativas de la pareja se acercaron al sueño que tuvieron desde el inicio: armar un criadero propio. “En 2011 cuando comenzamos con el negocio teníamos el objetivo de cerrar el círculo, en 2015 compramos un campo cerca de Tortuguitas, hoy tenemos 100 madres en producción con proyección de ampliar a 200 y faenamos 160 capones por semana que seguimos vendiendo directamente al público”, asegura la entrevistada.
La granja se emplaza en un campo de 7 hectáreas y media entre Carmen de Areco y San Andrés de Giles. Cien madres en sistema intensivo con enfoque en bienestar animal y eliminación del uso de antibióticos.
Buenos y malos
Construir una granja de cerdos para la familia no fue una tarea sencilla, básicamente porque no tenían contacto con personas que estuvieran involucradas con la producción. Contrataron a un grupo que realizó una obra que implicó un desgaste enorme para la pareja, y fue Mónica la que quedó finalmente encargada de terminar la obra y después como responsable del criadero. “Pasamos por muchas, tuve que lidiar con muchas cosas y al ser mujer frente a una construcción te cuesta mucho y lo mismo en el rubro cárnico, al menos así lo viví yo”, relató.
El primer parto que fue en diciembre del 2019, no fue un buen inicio, los cerdos nacían y morían casi de rutina. Fue entonces que el operario que estaba a cargo de la granja le recomendó a Mónica que contactara a Eduardo Terrado, un Médico veterinario asesor de la zona de larga experiencia. “Comencé el 19 de diciembre de 2019, me llamaron porque los primeros partos nacían y se morían”, dijo Tello. La mortalidad al nacer de los lechones tenía múltiples variables, y la manera de solucionarlo fue un plan integral que se le presentó a Mónica que incluía “dar vuelta la granja”.
“La genética no era buena, el manejo no era el prometido, la sanidad estaba bloqueada. Encaramos un plan que incluía bienestar animal, nutrición sustentable y restricción de uso de antibióticos, nos enfocamos en el consumidor porque el objetivo de esta granja es pensar directamente en ellos”, agregó.
El Asesor se contactó con el equipo técnico de Nutrifarms y allí terminó de conformarse un equipo que hoy se compone de Mónica, Terrado y Nutrifarms, representados en la zona por la MV. Carolina Fernández y el MV. Esteban Dordoni ambos de la distribuidora PorBa y Diego Airaldi, MV. y Técnico de Nutrifarms en la zona.
“Nosotros acompañamos todo este desafío, intentamos que ellos encontraran en nosotros eso que habían soñado a través de la tecnología que nosotros les podíamos brindar, esto de liberar totalmente la granja de antibióticos sin descuidar la salud intestinal, el desarrollo de la microbiota. Nos convertimos en los socios que le aportan el alimento, nosotros somos otra parte de una misma mesa, el sueño, la aplicación, los materiales”.
Resultados
El mismo día que se realizó esta entrevista, la granja cerró sus puertas al ingreso de nuevos animales. “Cerramos un convenio con Topigs, ellos nos proveen de las abuelas que después de una selección serán las bisabuelas, comenzaremos a tener nuestra propia multiplicación en la granja para blindarla de la entrada de animales”, explicó Mónica.
En cuanto al manejo se realiza inseminación poscervical, nutrición dirigida dependiendo de la gestación de las cerdas y se aplica un plan nutricional que potencia el crecimiento de los lechones nacidos. Se colocan probióticos en gestación para que los animales se acostumbren a comerlo y no les sea extraño cuando pasan a la lactancia. Todo el proceso esta libre de antibióticos. “Utilizamos antibióticos solo si hay cerdos con fiebre”, aclaró Terrado.
Desde los 5 o 6 días del nacimiento utilizan Fase Doble 0 de Nutrifarms, propóleo y probiótico líquido natural. Tanto el propóleo como el probiótico va en el agua, nada en el alimento. Esto se sostiene en destete y engorde.
La alimentación dirigida de NF:
- Desde el último servicio a 35 días de gestación NF apunta a la mejor sobrevida embrionaria y una homogeneidad de la camada.
- De los 36 a los 70 días: se apunta a mantenimiento en cachorras, y regulación corporal en las adultas.
- De los 70 a los 90: la alimentación se dirige al mayor desarrollo posible de la glándula mamaria, para una mejor producción de leche.
- Por ultimo de 91 a 112-115: se dirige la nutrición, mayor peso al nacimiento de los lechones y una mejor calidad del calostro.
Actualmente el promedio de mortalidad de 0,76, “la novedad es que se mueran lechones”, dijo Terrado.
Los indicadores son de 16 lechones destetados en promedio, con picos de 17,2 y una conversión global 2.9 o 2.8, el peso a los 21 días es de 6,200 kg. . “No dejamos librado nada al azar, porque volver para atrás es muy difícil en la producción porcina”, aclaró el Técnico. La granja posee un biodigestor que utilizan para energía y fertirriego.
Una decisión familiar, un equipo técnico y un programa
Actualmente la granja protocolizó un sistema de trabajo que crearon a partir de lo que se está haciendo y da resultado. Este instrumento permite que la rotación de personal no modifique el manejo, y que el personal puede tener este elemento como reaseguro de cómo hacer las cosas.
El equipo de tres patas conformado en 2015 sigue en pié 8 años después, ahora sumaron un elemento más que es la capacitación que ofrecen de manera gratuita en la granja La Chicho para los operarios de este establecimiento y de las granjas vecinas. Con esta modalidad se generó un grupo que funciona con el espíritu del cambio rural. El próximo paso es construir una sala específica para capacitaciones que Mónica se planteó como objetivo, y como una manera de no abandonar nunca la docencia.
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Redacción Infopork
