“Los residuos no son algo que no tiene valor. Son recursos compuestos por materia y energía. Algo que contamina y es un problema puede convertirse en una gran oportunidad”. Esta premisa llevó a Fernando Porfiri a realizar en su tesis para la Maestría en Energía para el Desarrollo Sostenible de la Universidad Nacional de Rosario, una investigación que buscara una solución al impacto que generan los establecimientos de cría de animales, y que generara al mismo tiempo una fuente de energía.
“Me contacté con colegas de INTA y a partir de allí surgió la idea de generar una investigación en el sur provincial, específicamente Chañar Ladeado”.
La localidad de aproximadamente 6000 habitantes, está ubicada en el departamento Caseros, y es considerada la capital provincial de la producción porcina, con una gran cantidad de establecimientos de cría intensiva, -donde hay una gran cantidad de animales en un espacio reducido-, fundamental para facilitar la recolección de los residuos.
Según Porfiri, “al evaluar la biomasa disponible, nos interesó cuantificarla para saber si era posible aprovecharla para generar energía”. De esta manera, comenzó una primera fase de relevamiento de 8 establecimientos en un radio de 12 kilómetros.
Mejoras en la calidad ambiental
En promedio, los establecimientos relevados tienen una superficie de 40 hectáreas. El 84% limpia sus instalaciones por lavado y el 16% por barrido. El 50% de los efluentes líquidos se disponen en lagunas aeróbicas y el 38% en pozos de decantación.
Según Ignacio Huerga, Ingeniero Ambiental de INTA Venado Tuerto y co-director de la tesis de Porfiri, la inadecuada disposición de los residuos genera impactos adversos al ambiente y es un problema habitual de la región y el país.
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“La realidad es que la mayoría de los productores no hace un manejo sustentable de los desechos y termina desparramándolos en el campo o en alguna cava, generando la proliferación de vectores (roedores, moscas), la contaminación de cuerpos de agua superficiales y subsuperficiales y la generación de gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático”.
Aportes energéticos de un biodigestor
Ya relevados los establecimientos porcinos, se investigó el uso de gas por parte de la localidad, que no cuenta con red de gas natural. Los resultados del trabajo fueron elocuentes. En Chañar Ladeado se consumen, en promedio, 7 kg de gas de garrafa al mes por habitante, un total de 526 kg anuales que representan 17 mil megacalorías diarias. El uso principal es el de la cocina y sólo los residuos generados por los 8 criaderos de la zona (aproximadamente 1600 madres), podrían abastecer el consumo de energía local. Más precisamente, por día se generarían 79 mil toneladas de purines que, mediante tratamiento con biodigestor, podrían producir entre 95 y 151 mil m3 por día de biogás (unas 27500 megacalorías).
Un biodigestor es básicamente es un reactor orgánico, explica Huerga, “dentro del mismo hay una serie de bacterias, no inoculadas, que habitan naturalmente en el estiércol de los animales. A medida que se introducen residuos las bacterias degradan en condiciones anaeróbicas, (de ausencia de oxígeno), los efluentes”. De este proceso se obtienen dos productos: biogás y bioabono. El biogás es una mezcla de gases donde el componente que se encuentra en mayor proporción es el metano, que puede remplazar al gas natural o envasado. El bioabono es el subproducto líquido y sólido que queda de ese proceso que tiene un alto valor de nutrientes, y puede ser aprovechado como fertilizante. “Tiene esa doble funcionalidad, por un lado energía y por otro lado un producto que se puede utilizar en el sector agropecuario”.
Respecto a la complejidad de la instalación de un biodigestor, Huerga señaló, que en este caso, la complicación se relaciona más a la logística. A diferencia de otras experiencias, en la que se instala un biodigestor para un solo establecimiento, aquí los productores son muchos y se requiere traslado. En primer lugar de los desechos al biodigestor y luego del subproducto fertilizante al productor. “Se requieren además mejoras de caminos y otras cuestiones que exceden al biodigestor en sí”, añadió.
Trabajar en red
Porfiri destaca el trabajo articulado que se tuvo que llevar acabo para que su proyecto de tesis llegue finalmente a un pliego. “Se generó un vínculo con la comuna y el instituto de porcinotecnia, una entidad provincial dedicada a desarrollar actividades sobre diagnóstico de enfermedades. A través de ellos se pudo generar un primer acercamiento a los productores”.
Al respecto, Matías Di Chiara, presidente comunal de Chañar Ladeado, expresó que “este emprendimiento que permitió encarar un trabajo en conjunto nos hizo sentir orgullosos; esto se ve muy pocas veces. Decimos orgullo porque se trata de buscar una solución ambiental, ayudando a los productores a limpiar el desecho que tienen en el campo y poder generar energías renovables, poniendo a Chañar a la altura de grandes ciudades que incorporan este tipo de tecnologías a nivel mundial”.
En este mismo sentido, Melisa Aguirre, la responsable del Área de Ambiente de la Comuna, dijo que esta licitación “marca un hito en la historia de Chañar Ladeado. Que los efluentes porcinos, considerados un problema para el productor, puedan convertirse en un recurso energético que la población tantas veces necesita, marca un antes y un después en la forma de producir. También lo marca la forma de trabajar en equipo y en redes (Comuna, Secretaría de Energía, Ministerio de Ambiente, Ministerio de Producción, Productores e INTA), sumado al interés mismo de los productores en hacer sus aportes para llevar adelante un proyecto como este. De concretarse este emprendimiento, también modificaría positivamente nuestros inventarios de gases de efecto invernadero”.
Por el momento, el proyecto se encuentra en una etapa intermedia. El pliego de licitación fue elaborado con los aportes técnicos de INTA Venado Tuerto y la colaboración de técnicos de Oliveros y Pergamino. Se llamó a una convocatoria y si bien tres empresas realizaron ofertas, excedieron el monto entregado por el gobierno de la provincia para la concreción de la obra.
“Ahora queda ver si se reducen las condiciones del proyecto o que alternativa se encuentra, pero más allá de eso seguimos vinculados con los productores tomando muestras y llevándolas a laboratorios de INTA que cuentan con la instrumentación”, explicó Porfiri y resaltó: “Mi gran interés es que esta investigación sirva de réplica para otras localidades. Argentina tiene un potencial muy importante en relación a la bioenergía, y espero que otros colegas se animen”.
Energía renovable en Christopersen
Otra localidad del sur santafesino ya está generando energía eléctrica con biomasa, en este caso proveniente de la producción de leche. El emprendimiento privado pertenece a Adecoagro, que posee en Christopersen 10.000 hectáreas destinadas a la producción de leche; actualmente cuenta con dos tambos estabulados de 7.000 vacas que producen alrededor de 250.000 litros de leche por día (36 litros de leche/vaca/día) y emplean un total 160 personas para atender un rodeo que alcanza los 20.000 animales. Por la escala y condiciones de infraestructura de los tambos, se apostó a la instalación de biodigestores y a partir de agosto del año pasado se comenzó a generar energía eléctrica e inyectarla a la red.
La inversión en esta obra alcanzó los U$S 6.000.000, es decir, cerca de U$S 860 por vaca en ordeñe. La escala del emprendimiento es única en toda la región, y si bien en el país se pueden encontrar tambos estabulados, la cantidad de animales supera ampliamente al resto. Por otro lado, la empresa prevé ampliar su capacidad a 14.000 animales en ordeñe; construyendo dos tambos más y un nuevo biodigestor.
Fuente: www.ellitoral.com