La tensión comercial mundial sigue en aumento, centrada fundamentalmente entre Estados Unidos y China, conflicto que comenzó hace algunos meses cuando el país Americano anunció la imposición de aranceles a las importaciones de acero y aluminio, y a más de 1.300 productos tecnológicos e industriales de origen chino. Como contrapartida, China anunció aranceles del 25% a la importación de 106 productos agrícolas, vehículos y productos químicos estadounidenses -en donde se incluye, entre otros productos, a la soja, al maíz, al trigo, y al algodón. Más adelante anunció estar analizando además ampliar el flujo de importaciones gravadas al doble.
El pasado viernes el presidente estadounidense, amenazó con aranceles sobre todas las exportaciones chinas al país norteamericano, valuadas en 500.000 millones de dólares.
Las imposiciones arancelarias de Trump bajo el lema “America First”, tensiona las relaciones comerciales a nivel mundial, por lo que en la última cumbre del G-20 financiero realizada en Buenos Aires, los Ministro de Economía y presidentes de los bancos centrales que integran este grupo hicieron un llamado al diálogo señalando que los riesgos de corto y mediano plazo sobre la actividad global se han incrementado, encarnados en particular en «las tensiones comerciales y geopolíticas».
Entre estas tensiones se esperan cambios en las transacciones vinculadas al comercio internacional, algunas de las cuales podrían beneficiar a Argentina y otras perjudicarlo.
Entre algunos de los beneficios se estima que si China deja de comprar soja a EEUU, su actual principal proveedor, puede abastecerse mayormente por otros países entre ellos Brasil y Argentina.
Entre los riesgos cabe preguntarse qué pasará con la carne de cerdo que EEUU vende a China, si continúa esta avanzada y el país asiático pone barreras, EEUU quedaría con un saldo exportable que deberá colocar en otros mercados.
China es el primer importador mundial de carne de cerdo y el primer productor mundial. En 2016 tuvo un nivel record de importaciones de 950 millones de toneladas, adquiridas prácticamente en su totalidad en EE.UU. y Alemania (USDA).
Cabe preguntar entonces cuál será el destino de la carne de cerdo norteamericana si el gigante asiático cierra sus puertas, echo que resulta difícil ya que no hay otro proveedor mundial de su tamaño.
En este contexto, Argentina abrió este año sus puertas el ingreso de carne desde Norteamérica, aunque los volúmenes importados no revisten significación por el momento. A su vez también se celebró un acuerdo con China para comenzar a recibir carne desde nuestro país, lo que falta es definir como seguirá este conflicto internacional y en qué posición jugarán la carnes de cerdo local.
