Entrevista con el presidente ejecutivo de Porkolombia, Jeffrey Fajardo, quien comparte con Infopork un análisis del año que se fue, para entender mejor el que comienza.
¿Considera que 2021 fue un buen año para la producción porcina colombiana?
El 2021 fue un año en el que se consolida la porcicultura colombiana como una de las principales actividades productivas no solo del sector agropecuario sino también de la economía nacional; fue un año en donde gracias al esfuerzo diario de los porcicultores y al trabajo gremial, se obtiene un crecimiento positivo en producción que bordea el 4,2%, pese a los efectos negativos del Paro Nacional que paralizó la producción porcícola del suroccidente del país por más de 45 días.
Otro logro destacable de la porcicultura colombiana fue el resultado de los precios constantes y el valor de la producción en el 2021. Por segundo año de la presente década se tiene un resultado positivo en crecimiento de precios constantes y por ende en el valor de la producción real. Los precios variaron un 35% frente al 2020 y el valor de la producción se aumentó en 42%.
¿A qué atribuye ese resultado?
Ese resultado es consecuencia de un trabajo de años de los porcicultores colombianos que les ha permitido tener una mejora continua de sus parámetros productivos, tecnificación de procesos, inversión en infraestructura de transformación y comercialización, sanidad, inocuidad y sostenibilidad del producto, así como el fomento al consumo, por solo mencionar algunos.
Esos objetivos comunes por los que trabajamos con el liderazgo de la Asociación Porkcolombia, pero con el compromiso y labor de cada productor, están plasmados en siete objetivos estratégicos que trazamos para el 2024 como son el crecimiento ordenado de la producción, la internacionalización, promover el consumo, seguir avanzando en productividad e inocuidad, la sanidad, la sostenibilidad y continuar aportando resultados en formalización y lucha contra la ilegalidad. Con eso en la mira, definimos 13 macroproyectos y son los que han permitido que la industria arroje resultados positivos, incluso en años de dificultades históricas como las que enfrentamos en 2020 y 2021.
Tener una hoja ruta clara es la razón por la que salimos adelante y mantuvimos esa senda que mencioné, sorteando los grandes retos que continuaron por la pandemia, a los que se sumaron las afectaciones de un paro nacional que se desdibujó como protesta social por cuenta de cientos de acciones delincuenciales que afectaron la producción porcícola, la distribución de insumos, cerdos y carne, la seguridad de granjas, de los trabajadores de la cadena e incluso amenazó la seguridad alimentaria del país.
En adición estas dificultades, la industria se vio golpeada por la crisis, no resuelta aún, de los fletes marítimos y logística de puertos que incrementó los costos de producción a través de un mayor valor del alimento balanceado, insumo que pesa el 75% en la producción de la carne de cerdo. Ese valor también se afectó por la tasa de cambio, ya que la moneda colombiana se depreció 15,98% en 2021, de ahí que sea tan meritorio haber logrado nuevamente crecer, tendencia que se registra desde hace más de 10 años.
¿Cuánto ha afectado la pandemia a la cadena porcina?
Las medidas de restricción de la movilidad, el cierre de sectores económicos como el canal HORECA e institucional y el golpe a la capacidad adquisitiva de los colombianos, conllevó a reducir la demanda de la carne de cerdo, con consecuencias inmediatas en la caída del precio al porcicultor, que llegó a ser de un 25,5% y a un aumento de los costos por mayor volumen de inventarios en granja y carne en plantas de procesamiento, estimados en un 30%, efecto vivido principalmente en abril, mayo y junio de 2020. De hecho, durante estos tres meses, el sector llegó a registrar pérdidas superiores a los COP $250.000 millones.
Sin embargo, la cadena porcícola se adaptó rápidamente y respondió a su compromiso con la seguridad alimentaria de Colombia. La reactivación que comenzó desde finales del 2020 y el enfoque claro de nuestros productores en los objetivos que nos trazamos nos ha permitido ir superando todas las dificultades y retos que trajo la pandemia.
¿Cuáles son los desafíos que debe afrontar la porcicultura colombiana? ¿Cuál es el más urgente? ¿Se van a tomar medidas en cuánto 2022?
Nuestros desafíos están marcados en los objetivos estratégicos 2020-2024 que mencionamos. En ellos está el seguir trabajando para crecer ordenadamente (a la vez que abrimos mercado), mejorar cada vez más en sanidad, inocuidad, sostenibilidad y el fomento al consumo, que implica seguir posicionándonos en el consumo nacional y ampliar nuestro mercado frente a otras proteínas; también continuamos trabajando en nuestra estrategia de sustitución de importaciones para que con soluciones puntuales mostremos a los grandes importadores que nuestros productores pueden suplir esa demanda y finalmente, seguimos avanzando para internacionalizar la carne de cerdo colombiana. Tenemos procesos de admisibilidad en curso, mercados ya abiertos y la convicción de un trabajo bien hecho en cada eslabón de la cadena para garantizar que cumplimos con los altos estándares que nos imponen los países a los que apuntamos.
¿Qué proyecciones y metas se han fijado para el 2022?
Para el presente año, se tiene una proyección de crecimiento de la porcicultura colombiana del 6,1% y como metas se destaca el liderar la participación en el consumo nacional y seguir aumentando nuestra importancia en la economía nacional de una forma ordenada, rentable y sostenible.
¿El bienestar animal y el cuidado del medioambiente están en la agenda del sector?
En porcicultura desde hace años trabajamos con un gran sentido por garantizar el bienestar animal de los cerdos en cada etapa del proceso y en Colombia estamos a la vanguardia mundial en ese campo y hay regulación suficiente al respecto. De hecho, como gremio venimos midiendo con indicadores científicos el bienestar animal en las granjas y de ahí la certeza de mi afirmación. Y para apoyar eso, desde la Asociación Porkcolombia, tenemos un programa de bienestar animal que incluye acompañar la metodología e implementación de la normativa nacional, tanto en producción como en transporte y también brindamos material informativo y capacitaciones para que los porcicultores trabajen siempre con los más altos estándares en la materia.
De otra parte, tenemos claro que el cuidado del medio ambiente no representa un problema para la industria, por el contrario, las acciones que tomamos con ese objetivo son las que permitirán su supervivencia y sostenibilidad a futuro, por eso desde hace años asumimos el reto de ser una industria comprometida con el cuidado de nuestro planeta.
Como parte de este trabajo, observamos el rol de la porcicultura en la generación de gases de efecto invernadero y si bien somos una industria con bajo aporte a esta problemática, nos propusimos mitigar el impacto bajo tres pilares fundamentales de sostenibilidad: el aprovechamiento de subproductos como la porcinaza en la fertilización orgánica, la autogeneración de energía a partir de fuentes no convencionales y la conservación de la biodiversidad en las granjas porcícolas y territorios circundantes.
Ese trabajo se nota hoy en la mayoría de las granjas del país y nos ha valido distinciones como el reconocimiento que nos entregó en el 2021, CO2CERO, al otorgarnos el sello Verde de Verdad por nuestro compromiso ambiental, a través de acciones realizadas como la reducción de emisiones del 55% entre el 2016 y 2019 o el incremento de 16% en el nivel de conciencia ambiental de los colaboradores.
En conclusión, el bienestar animal y el cuidado ambiental están en la agenda desde hace varios años y cada acción de mejora, tiene que incluir ambos aspectos para que nuestra agroindustria tenga futuro.
